Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 1 de diciembre de 2016

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado el próximo día 5 de septiembre en el Diario

NO ERA ESTO, NO

Julián Delgado. Escritor

1 de Diciembre 2016                                                           

 

    Cuando después de cuarenta años de disfrutar del periodo más largo de paz y de mayor prosperidad de la historia moderna deberíamos estar orgullosos de la obra realizada y seguir en el empeño, ahora parece que nos hemos propuesto destruirla. Porque uno no sale de su asombro cuando ve a esta gran nación fragmentada, ingobernable y en riesgo de ruptura; a diversas autoridades incumpliendo impunemente leyes y sentencias judiciales; y a jueces sometiendo el Derecho a sus prejuicios, ideologías e intereses. Es vergonzoso ver el Parlamento convertido en plató de televisión, degradado en su dignidad y respeto como cámara que acoge la soberanía nacional y contemplar impotentes la catadura moral y humana de la nueva izquierda radical, que practica una política de odio y revanchismo, que alardea de inculcar el miedo en la sociedad y que pretende borrar de un plumazo todo lo que se hizo en su día para conseguir un régimen de libertades y la superación de las heridas de la guerra civil.

     La acción democrática y eficaz de los partidos para llegar hasta aquí, se ha tornado en una lucha cainita encarnizada en la que todo vale, concibiendo a los adversarios políticos como enemigos a destruir con acosos infames. Con la ayuda de medios carroñeros, se les somete a juicio paralelo y público, padeciendo el contraderecho de la presunción de culpabilidad, y se les echa bajo las patas de los caballos de la opinión pública en una ceremonia inquisitorial donde se juzga y condena sin derecho a defensa y se les somete a la antigua pena ateniense de muerte civil. Alguno, además del honor, se ha dejado la vida en ese acoso, pero nadie reconoce su parte de culpa y los más indignos se siguen ensañando con el muerto. La política va camino de convertirse, se ha convertido ya, en un subgénero de la telebasura.

     El deterioro de los partidos por la falta de capacidad de muchos de sus dirigentes y las malas prácticas de otros, han propiciado la perdida de confianza de la ciudadanía, que les reprocha su incompetencia y buscar únicamente su propio beneficio. Quizás ya no estemos a tiempo de revertir esta patológica situación, pero es preciso que lo intentemos para que no volvamos a caer en las cloacas de la Historia. 


 

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