Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

miércoles, 19 de octubre de 2016

la Opinión de Julián Delgado

Artículo que se publicará el próximo sábado, día 22, en el Diario “Última Hora” de Mallorca

Quevedo nos observa
Julián Delgado. Escritor
19 de Octubre 2016

   Los líderes de Podemos han tratado de elaborar un discurso alternativo al concepto de patria y, como todos los populistas, intentan desintegrar al hombre de su fidelidad a los fundamentos de su civilización, menospreciar la defensa de una tradición labrada durante siglos y saquear nuestra conciencia cultural. En ese empeño, se han despachado con una perogrullada: la patria es la gente.  
   La sociedad democrática debe impartir una educación que contribuya a formar ciudadanos que desarrollen valores de solidaridad y responsabilidad respecto a su comunidad, lo que supone su arraigo en una entidad nacional. El patriotismo moderno cristaliza con la creación del Estado-Nación: una sociedad organizada de carácter cultural e histórico. Más allá de mantener costumbres, ritos y creencias, sus miembros comparten unos valores y una historia que han desarrollado en común y cuyo relato compartido se transmite por generaciones a través de los medios de socialización y, además, participan de unos ideales y un proyecto colectivo. Se recuerdan y conmemoran hitos, integrando en el espíritu de los jóvenes las vicisitudes históricas, con sus glorias y sus duelos. Así concebida, la nación es una patria sellada por la fraternidad de sus miembros, que se refuerza con himnos, ritos y conmemoraciones. Pese a los riesgos de generar fanatismos y odios, este mito político, histórico y cultural que es la patria es el cimiento necesario de toda sociedad y, en la sociedad compleja, constituye el único antídoto contra la atomización individual y la influencia destructora de los conflictos (E.Morin).

   Cuando desde la periferia se está reinventando la historia para crear pequeñas patrias excluyentes y se fomenta la negación de España por medio del desprecio, el odio y la falsificación de su historia, es preciso reafirmar una idea positiva de España como patria común e integradora. Pero la realidad es que una clase política acomplejada renuncia a defender las tradiciones nacionales para dejar a España reducida a un concepto jurídico. Miré los muros de la patria mía/ si un tiempo fuertes ya desmoronados/ de la carrera de la edad cansados/ por quien caduca ya su valentía. Es como si Quevedo nos observara.     

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