Artículo
que será publicado por el Diario “Última Hora” de Mallorca el próximo sábado
día 8 de Octubre
El SOCIALISMO EN SU LABERINTO
Julián Delgado. Escritor
Desde que Zapatero se
creyó que había llegado a la Moncloa por sus excelsas cualidades y no que era
un tonto útil de Maragall y otros barones, que no quisieron que fuera Bono el
elegido, y dio rienda suelta a sus delirios, el PSOE dejó de ser un partido que
apoyaba el sistema liberal democrático y derivó hacia la confrontación
antisistema. También Sánchez creyó que había sido elegido por las bases gracias
a sus grandes méritos, y no que era un líder de paja, porque fue Susana la que
movió esas bases para neutralizar a Madina. Este
chico no vale, pero nos vale, dijo la Sultana.
Si, Pedro es un líder
inconsistente y mediocre que va detrás de las bases en lugar de conducirlas, a
veces, por caminos difíciles, pero necesarios. No tiene proyecto, y su vacío ideológico hace que su único
pensamiento político sea echar al PP.
Sus delirios de poder han
desatado las distintas almas del partido provocando un feroz enfrentamiento. El
PSOE perdió su identidad, como sus semejantes europeos, cuando la
socialdemocracia fue asumida con fe por las fuerzas conservadoras. Hoy, hay dentro
del PSOE un partido que pretende ocupar el centro izquierda, que busca el
reformismo, frente a otro podemizado que se identifica con los postulados de
Iglesias, profesa un odio cerval a la derecha y no la acepta como alternativa
de gobierno. Mientras unos pretenden mantener el desgarro moral de las dos
Españas abrazando el guerracivilismo, otros hacen esfuerzos por el acercamiento.
Hay otro socialismo que sigue buscando la tercera vía fracasada con Blair y Schroeder.
Por último, hay un PSOE que defiende un Estado fuerte y se identifica con
orgullo con sus símbolos nacionales, ante otro de tendencia federalista, que no
hace ascos al derecho a decidir y trata a aquellos con desdén. Así, el votante socialista
no puede saber a cuál de ellos vota.
El PSOE ha quedado
atrapado entre el PP, al que le cuesta disimular su deseo de nuevas elecciones,
a las que llegaría con clara ventaja, y que puede permitirse poner condiciones
a la investidura, y los neocomunistas de Podemos, que se ven ya como líderes de
la oposición. El cerril empecinamiento de Sánchez y su infantil "no es
no" han llevado al partido a un intrincado laberinto.
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