Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 22 de septiembre de 2016

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado por el Diario “Última Hora” de Mallorca el próximo día 24 de Septiembre

ADOCTRINAMIENTO MASIVO

Julián Delgado. Escritor

   Los pensamientos, sentimientos y deseos que experimentamos como nuestros son el resultado inconsciente de múltiples influencias. Pero desde niños tratamos de superar el sentimiento de impotencia ante el angustioso poder del mundo exterior, renunciando a nuestra integridad individual, dejando de ser nosotros mismos para adoptar el tipo de personalidad que nos proporcionan las pautas culturales. Procuramos ser como los demás esperan que seamos, para hacer desaparecer el miedo a la soledad y la impotencia. De esta manera, podemos tener pensamientos y sentimientos que, sintiéndolos como propios, nos han sido impuestos desde fuera. Por tanto, aun creyéndonos libres, no lo somos tanto como para pensar y sentir como nos plazca. Ello es más bien una ilusión.  
   Esta influencia, que debería provenir de muchas fuentes para permitir la reflexión y el pensamiento crítico, se ha intensificado sobremanera en la nueva era de la revolución tecnológica y de la comunicación, pero se ha hecho insufrible allí donde el poder político usa los medios de formación e información para dar una visión uniforme de la realidad. En Cataluña, los partidos hegemónicos utilizan esos medios como correa de transmisión para la divulgación del pensamiento único. La TV3 difunde el dogma identitario en el imaginario colectivo a través de series, películas, etc.. para construir la forma de ser, sentir y pensar del perfecto patriota catalán. La escuela, convertida en  arma de adoctrinamiento, también contribuye a catequizar en el nacionalismo.
   Mientras hubo pluralismo educativo e informativo, el independentismo llegó a poco más del 10% de la población. Ahora, convertido en la doctrina oficial del poder en Cataluña, aumentan sus votantes porque No hay nada más difícil para el hombre común que soportar el sentimiento de hallarse excluido de un grupo social mayor. (E. Fromm 1900).  Ante la alternativa de quedar aislado, lo más fácil es obrar de acuerdo con las expectativas de los demás.
   El converso ya no se siente solo y angustiado, es igual a la masa que lo circunda, inmerso en grandes manifestaciones, enarbolando los mismos símbolos, coreando las mismas consignas. Pero el precio que paga es muy alto: la pérdida de su personalidad.


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