Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

sábado, 17 de septiembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea 


ASOMADO A LA AZOTEA ( y II )

17 de Septiembre 2016



   De manera que septiembre está en su recta final; España sigue sin Gobierno; los Pujol en la calle; la tapadera de Griñán y sus confluencias, casi al descubierto y dale con Rita, no Maestre, sino la otra. Pues no vamos bien porque de seguir así daremos un nuevo paso en la Historia, pero hacia atrás. Y no veo camino iluminado que nos saque de esta idiocia colectiva que como peste negra nos devora hasta la esperanza. Y tampoco parece que nuestras brillantes élites aprecien que es el sistema el atorado, tras la acumulación durante cuarenta años de detritus ideológicos, ambiciones desmedidas, egoísmos acumulados y resentimientos continuamente espoleados por los enemigos de la libertad.

   Una Nación que siempre vivió en el filo del despeñadero y que cuando parecía querer despertar de una pesadilla histórica, aprecia como no fue capaz ni de hilvanar un sistema educativo integral, formando ciudadanos para la democracia y el progreso o regenerando sucesivas generaciones; ni tampoco un ordenamiento jurídico ajustado en su dimensión y exigible hasta los últimos alveolos de sus preceptos. En consecuencia, seguimos en el desorden social que impide optar entre el optimismo o el pesimismo, porque ambas posiciones desembocan en la hartura.

   Terminado el espectáculo tragicómico del Parlamento, ahora la representación se traslada a la calle en busca de indignados. Y claro, los encuentran tumbados al sol del menguante Estado del bienestar, mientras ellos conspiran en las tinieblas del bienestar del Estado. Ahora lo que mayormente se expande son los mantras del populismo y el poder del mito sobre el que circula. De la antipolítica que, arrinconando los referentes éticos e intelectuales hasta el momento poseídos por la desnortada sociedad española, la acerca al abismo de la miseria económica y la vacuidad de los principios morales que han sustentaban nuestra civilización cristiana y europea desde Carlos V.

   Pero las consecuencias se ven venir - para quien tenga el temple de contemplar – enmascaradas en eufemismos dialécticos que ocultan las verdaderas intenciones autoritarias de esta presunta nueva política que, unas veces sacude la sagrada separación de poderes, otras la independencia de los jueces, cuando no tensiona la libertad de expresión y su libre difusión. Que nadie se engañe porque el movimiento populista/comunista que imparablemente avanza en una yihad apostólica sin precedentes, se apodera de instituciones otrora democráticas, con éxito asegurado. No solo por la fuerza de una fe inquebrantable en la cruzada, sino por el apoyo de una legislación impecable para uso democrático y la necedad de cuantos zapasanchez circulan por las fronteras irreconocibles de la Constitución. Nadie pues, debe esperar revolución o golpe de estado, porque el marco de un proceso para alcanzar el poder, institucionalmente impecable y legítimo, es vía suficiente para transformar las instituciones en estructuras autoritarias y si se puede, totalitarias.

   Y como siempre, que nadie mire hacia la Europa descompuesta- en estado crítico dice Merkel- desconcertada por la huida de Gran Bretaña; el declive de su economía que aún discute si Keynes o Hayak; la presión incontenible en sus fronteras exteriores y las diversas concepciones del sueño europeo en sus divisiones interiores. El despertar de la utopía imposible de Shuman, Monnet, Churchill, Spaak, De Gasperi o Adenauer; la pérdida de su peso económico, político y del pensamiento en el concierto de la aldea mundial. La UE siempre basó su hermosa existencia en el compromiso, el diálogo y la honorabilidad de trato entre sus socios. Ahora, los populismos de extrema derecha y de extrema izquierda que la sacuden, destilan odio, intransigencia y seguramente violencia. Justamente de lo que carecen las instituciones europeas.

   Pues así ya me dirán de qué sirve alcanzar un nuevo Gobierno si su fecha de caducidad no iría más allá de los doce meses. De manera que el círculo cerrado y fatal nos devolvería la estúpida necesidad de nuevas elecciones. Mientras, Susanaperón cancerbera del lodazal andaluz, no admite dudar del legado oscuro y maloliente recibido  y que debe transmitir con firmeza a sus sucesores; Zapasanchez y su fijación en el gobierno de progreso, hundiendo aún más el socialismo democrático; Rivera, pertiguero de vocación, podría utilizar su desparpajo en admitir una coalición electoral con populares que casi con seguridad alcanzaría la mayoría absoluta, pero prefiere cuchichear entre unos y otros en plan correveidile. Y Rajoy, mirando los libros de contabilidad, dejando de mirar su propia espalda por donde Bruto le clavará el puñal. Es que llegó el otoño.  .              

       



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