Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

viernes, 25 de marzo de 2016

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado el día 26 de marzo en el Diario “Última Hora” de Mallorca.
LA PROPAGANDA IDEOLÓGICA (I)
Julián Delgado. Escritor
  Cuando uno se asoma a la hecatombe que representó la segunda Guerra Mundial, con más de cincuenta millones de muertos, como me ha pasado a mí al escribir una novela histórica sobre ese escenario, lo primero que sorprende es lo fácil que le resultó al nazismo embaucar al pueblo alemán. Una sociedad que contaba con los más insignes pensadores, los más excelsos músicos, amante de las artes y las letras, culta y madura, en más o menos dos años, quedó convertida en un rebaño de seres banales. ¿Cómo ese pueblo pudo llegar a creer que los judíos eran una degeneración racial y el origen de todos sus males?
  La explicación la encontramos en que el totalitarismo, al detentar todo el poder, utilizó la propaganda ideológica de forma apabullante, con la mentira como arma esencial, ensalzando el sentimiento de orgullo y promoviendo odios. Su objetivo era adoctrinar para evitar que el ciudadano pensara por sí mismo y, así, ejercer el poder de forma abusiva. El poder del estado se entrometió en toda actividad. No sólo impuso comportamientos, también formas de sentir y pensar; con qué había que emocionarse, qué se debía odiar, a quién había que amar. Al negar el pensamiento político, resulta fácil justificar las peores maldades en nombre de lo que aparentemente parecen ideales superiores.
  Si Goebels, con un aparato de propaganda tosco y limitado pudo arrastrar a su pueblo a la gran tragedia, quienes hoy ejercen el poder, aunque de forma más sutil, con los canales televisivos, las nuevas tecnologías de la información, las grandes empresas y expertos publicitarios, las técnicas psicológicas de seducción subliminal, los procesos de influencia inconscientes y la tendencia a concentrar los tres poderes, pueden también actuar sobre sus ciudadanos de forma abusiva.
  La acción conjunta y masiva de la manipulación educativa y una propaganda ideológica aplastante puede llegar a disparar el número de los afines. Los afectados pierden capacidad crítica, quedan en manos de la acción del poder, se olvidan de la realidad de su propia experiencia, rechazan como falso lo que oyen y lo que ven, sólo reconocen como real el conjunto de falsedades que giran alrededor de una ficción central: Espanya ens roba.


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