Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

miércoles, 9 de marzo de 2016

la Opinión de Javier Pipó.

La Azotea 


REFLEXIONES EN EL ESTANQUE



  Vocación la mía, que una vez más vuelvo a situarme en la orilla contraria del estanque nacional para contemplar el espectáculo lamentable de aficionados a la razón de Estado. Mientras, languidece marcha atrás una estructura carcomida por el resentimiento y la estupidez colectiva.

  Ahí tienen a las que llaman fuerzas emergentes, capitaneadas por el comunismo populista, jamás sumergido sino siempre atento y preparado para el asalto a la yugular del Estado, esté o no en funciones. Ahora aparece rodeado de lo que han dado en llamar “sus confluencias” compuestas por un coro de mariachi desarrapados, a cual menos dotado de sublime necedad e ignorancia, cumpliendo un papel subordinado de teloneros, incapaces de hacer peligrar o velar el resplandor de la soberbia grandilocuente de Pablete. Pablo Manuel, dicen con solemnidad los de Zapasanchez para no dejar nublada la memoria del Otro. Y claro, mientras el aprendiz de Maquiavelo, sin renancentismo alguno ni en sus cachas ni en su grasienta coleta, se dedica a las grandes cuestiones de Estado, los pobres confluyentes van haciendo o proclamando mamarrachadas profesionales en Madrid, Cádiz, Valencia o Barcelona. Como la analfabeta Colau, provocando gratuita y toscamente al Ejército, aprovechando que hace años dejó de estar en vigor la Constitución en Cataluña. Como esos bobos maliciosos de la falda en los semáforos, ahora que las mujeres dejaron casi de utilizarla, sin concretar como quieren iconografiar a gays, lesbianas, transexuales o peritos mercantiles, que tienen tanto derecho como aquellas. O la urgente pretensión de cambiar el rótulo del noble y sagrado frontispicio del Congreso de los Diputados, aunque por ahora no exijan llamarlo Asamblea del Pueblo o de la Gente, más querida para ellos. Pero al tiempo, pues si para el arrogante y altanero Iglesias sus confluencias son más bien una simpática rémora, no así los nuevos marxistas leninistas de IU que unidos en formación única en las elecciones con las que parecen amenazar, pueden verse agraciados con el encargo del ciudadano Felipe de formar Gobierno y no precisamente de tecnócratas.

  Y los del bloque socialista, pues llorando por las cuatro esquinas de mi España, buscando comprensión para la necesidad antropomórfica de que el hermoso Zpsanchez sea Presidente. Y para tan noble empeño es casi igual Juana que su hermana. En este caso él quería a Juana pero como los conmilitones se pusieron farrucos, escogió con ascos a quien se ofreció al menos, como hermanastra. Lo importante es el fin que con algo de suerte de su parte y torpeza de la contraria, será cosa de coser y canturrear. El retroprograma está trazado, aunque desconozcamos si la marcha atrás se llevará a cabo en orden inverso a como se tejió en la anterior Legislatura. Un prestigio. Una suerte. Un futuro.

  Y el joven Rivera, picoteando aquí y allá por si encuentra un espacio donde posar su ligero equipaje. Bagaje de construcción intelectual efímera que lo mismo invoca en vano el respetado y noble legado de Suárez que parece desear zambullirse en las aguas profundas de Popper o aparcar por si acaso, en la orilla moderada de una difusa socialdemocracia. Pero tan insondable como elocuente, tan liviano y suave como advenedizo. De manera que tanto triunfo brillante en el desvarío catalán en busca de decencia, legalidad y democracia para terminar firmando un duro contrato de adhesión con quien es capaz hasta de arrebatarle el liderazgo de sus cuarenta diputados. Cuando Zpsanchez logre firmar su ruina – si lo logra- con el cavernícola Iglesias, lo dejará tirado como colilla chupada, porque ya no será necesario en el proyecto hegemónico de la ultraizquierda rabiosa y antigua que construye. No se si será entonces cuando el desubicado pero ambicioso Albert creerá encontrar el espacio moderado de una socialdemocracia que aquél no debió abandonar. Mientras, como su compadre Marin en Andalucía, a chupar rueda del desplante y la desconsideración; la comprensión de una corrupción gigantesca, cuando no tapando y tratando de olvidar. Y por supuesto a compartir el odio hacia Rajoy, colaborando en el desvarío de la memoria histórica o del revisionismo de su Legislatura. Un programa de tan poca atracción como futuro. De tan poca consistencia como contenido regeneracionista que tanto se pregonaba. Un  desastre.

  A Rajoy, entre los tres, lo están haciendo estadista de altos vuelos. Es verdad que su breve recorrido transcurrió entre libros de contabilidad nacional, dejando en el deseo el armazón intelectual y moral de una sociedad carente de los principios sostenedores de una Nación con perspectivas de futuro. Ahora navegamos hacia el declive en una Europa ya declinante y sin más proyecto que la cuenta de resultados. Pero al menos es gobernante previsible, honesto, equilibrado, discreto, moderado y con experiencia. Pero a nosotros nos interesa salvar el sistema, con o sin Rajoy. De manera que de resultar necesario deberá abandonar el estanque. Pues eso.



              
                                                                                                                     
    


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