La Azotea de Javier Pipó
EL SEÑOR PRESIDENTE
Ahora hace cuatro meses que este
modesto observador de la realidad nacional, publicó la que haría 101 y última
de sus columnas aparecidas ante el lector interesado como “La Azotea”,
amablemente acogidas por el”Diario Córdoba” durante casi tres años y medio.
Este postrero comentario lo titulé “Regeneración Posible”, aunque la realidad
confirme los más negros presagios y hubiera podido titularse como la imposible regeneración.
En cualquier caso y como
demostración de la persistencia, el siguiente día 23 de abril debió publicarse la
titulada “Vientos del Pueblo” que añado más abajo como recordatorio o
información. Y no lo hago – como resulta obvio en quien finalizó su vida civil,
con más pasado que futuro – sino a raíz de las últimas informaciones colocando
en el centro de la actualidad regional y seguramente debería también nacional,
al Señor Presidente del Parlamento de Andalucía.
Ya ven, el Señor Presidente del
Parlamento de Andalucía, segunda autoridad de la Comunidad Autónoma, Secretario
General de los socialistas cordobeses y en el más alto nivel del círculo de
poder del ya régimen andaluz, carece o no se tiene constancia de poseer, título
académico o mérito intelectual como creador o gestor en el ámbito de la vida
social o económica. Salvo, naturalmente, ser fiel empleado de la burocracia
partidaria y poseer la máxima confianza de la Presidenta Díaz, para su
resguardo y defensa en el Parlamento.
Naturalmente, un régimen que se
sucede así mismo pero que aún solo recorrió la mitad del tiempo de regímenes
como el soviético – al que en modo alguno comparo – del peronista o del PRI
mexicano con los que identifico, necesita el control parlamentario para evitar
el control ejecutivo. Y desde luego, protagonizar la colocación en el ordenamiento
jurídico de aquellas normas adecuadas en tiempo y forma a los intereses de la
oligarquía política. Eso y el Consejero de Justicia actuando de correveidile
entre la judicatura y el poder, cierra un círculo no carente de otros arietes
del mayor interés para la ciencia política.
Pero fíjense. La edición andaluza
de ayer, del Diario El Mundo, informa que el Señor Presidente cobra de nuestros
impuestos, 6.557 euros al mes. Es decir, mucho más que quien ordenó su
nombramiento y que el Presidente del Gobierno de España. Es una dignidad bien
remunerada y una lealtad asegurada de por vida política.
Al “Diario Córdoba” un magnífico,
democrático y cuidado periódico de enorme difusión, pero en el sector
ideológico de los intereses económicos del apoyo público para la subsistencia -
hoy por hoy y quizá por muchos años, en la izquierda moderada y en la otra - no
le resultaba grato que el jefe de la cosa provincial, elevado a la altura por mérito
colectivo, pueda ser tachado de lenguaraz, inútil y burócrata del partido. Pues
es lo que faltaba. Ni la Kirchner, ni Pablete Iglesias lo hubieran permitido
tampoco.
Por eso, sin rabia, sin rencor ni rescoldo
alguno, solo en defensa de la verdad y de la libertad que sin esta no puede
subsistir, transcribo nuevamente el artículo que con todo respeto, consideración
y afecto, debió publicar mi recordado “Diario Córdoba”.
Creo no fue viento del
pueblo, como decía Miguel Hernández, el que llevó al Tribunal Supremo a estos
estadistas de barrio, patriotas de tres al cuarto, gobernantes del desgobierno,
dejando “boquiabierta su inocencia” porque “detrás de ellos, el cielo ni se
enturbia, ni se acaba”. En lenguaje simple, en cuanto se logra sentarlos ante
un juez, aforados eso sí, se les nota el canguelo ideológico y cantan a capela
lo que pueden, incluso lo que exige el aprieto con los suyos.
Ahí tienen al ilustre
Griñán, en perorata fantasiosa, tratando de hacernos ver la diferencia
sustancial entre el gran fraude que pudo ser y fue – lo sabrá él- pero sin un
gran plan que quiso ser y no pudo o no consta. Pues menos mal, aunque
agradeciéndole la aclaración, debemos convenir con tan descarado guardián de
esencias, se trata de un lío lo que dice, un follón. Pero bueno nosotros no le
creemos y en paz, aunque lo dijera por nuestro bien.
Pero se lo puso muy
difícil al noble panfilismo de Chaves, siempre en busca incesante de sucesivas
modernizaciones de Andalucía, donde su numerosa familia ha tenido un papel
decisivo, aunque dudemos para quien. Ha cantado ante los Jueces, pero sin saber
nada. Nunca supo nada ni se enteró de nada y por eso duró treinta años y lo
mismo le daba ser dos veces Vicepresidente del Gobierno de España, con ZP desde
luego, que otras dos Ministro, que Presidente del PSOE o de la cosa durante 19
años. Él estaba sin estar, vivía sin vivir en sí y gobernaba sin que apenas se
notara, permaneciendo en estado político inane, fútil. Apenas pudo divisar
cuatro golfos.
Y de Zarrías, poco
podemos decir que no sepan sus familiares, amigos y conmilitones de Cazalilla y
Andalucía entera. Una vida dedicada a la política profesional con las nobles
artes de un maquiavelo de hojalata, pero sin lustre renacentista. Un príncipe
de la intriga en corto, tan eficaz como perversa. Pero tampoco sabía nada. Nada
que pudiera interesar al Juez, naturalmente.
Ellos ayudaron a
preservar la paz más de treinta años. Paz por territorios, los partidistas
territorios de la cultura, la economía, la educación, las finanzas, la
totalidad de una sociedad que finalmente queda mutilada en su
autodeterminación, vegetando doblegada en la facilidad engañosa de un poder que
todo lo resuelve, desde antes de nacer hasta después de morir.
Puesto de manifiesto y
reconocido el fraude, con plan o sin plan, pero enorme, gigantesco, ahora lo
que procede es que cese, que sus causantes y beneficiarios sean
democráticamente juzgados y devuelvan lo robado o malgastado. Ni lo piensen.
Aquí tomate hay para repartir lo no repartido y en cuanto a que siga aflorando,
pues mejor olvidarlo porque hasta el momento florece solo una miaja y
naturalmente Alaya debe continuar su carrera profesional, no va a dedicar una
vida a deshacer la madeja imposible del desencanto.
Ante tan valientes
declaraciones judiciales ojalá pueda restablecer la dignidad de la función
pública ese juguete roto llamado Manuel Gómez, quien ha sabido resistir con
rigor frente a quienes conciben el poder solo al servicio de sus intereses y se
colocan la democracia por montera mientras arrastran el pesado y maloliente
fardo de la corrupción con descaro, confiados en la impunidad. Menudo
paisanaje.
Pero aquí, la corriente
de amor verdadero se ha hecho intensa, fervorosa, un arte que diría Balzac,
entre el pueblo sencillo y la princesa sevillana, llena de gracia y bravura. El
romance de la luna no hizo más que empezar y como ya cantaba el poeta, la luna
vino a la fragua con su polisón de nardos y Susana la mira mira, Susana la está
mirando. Ya ven, ahora dice que Griñán ya pagó sus responsabilidades políticas
abandonando la Presidencia, claro dejándola a ella. Pues menudo precio, con
nuestro dinero. Creo no tardarán en argumentar cómo al emanar del pueblo, la
justicia ya se pronunció hace unos días de forma inequívoca y ella resultó
sucesora y aquél lavadas sus penas. Y para reforzarse, coloca como Presidente
del Parlamento a un lenguaraz e inútil burócrata del partido. Este es pueblo movido
por la poesía y con frecuencia, le renuevan la utopía.
Ya digo, aquí esperando
la gran operación de consumación del susanismo, pero tal vez tras conocer el
resultado de las siguientes elecciones, un rotundo éxito. Menudo pastelón que
hizo imposible un pacto entre fuerzas constitucionalistas a tres bandas. Los
inicios de la Décima harán historia pero por ahora solo bochorno. La solemne
sesión ha resultado demoledora para la llorosa Constitución, el Estatuto y en
definitiva el juego limpio democrático. Un alivio en la debacle andaluza, pero
claro, es el mes del republicanismo en flor, nunca marchita.
Seré optimista. Si el
antecesor de Susana relata una gran defraudación sin plan, ya verán, ella será
capaz de un gran plan sin defraudación. Aunque fuera por su inmenso amor por Andalucia,
por su alianza con el pueblo. Pues eso.
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