Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

miércoles, 22 de octubre de 2014

La Opinión Independiente de Javier Pipó


LA CANDIDATA
22 de Octubre de 2014
 
No era mi intención a estas alturas, en aluvión de acontecimientos nacionales e internacionales, hacer una crítica nada irritada ni sectaria, de la que en breve será candidata a la Alcaldía de Córdoba por el PSOE. Pero claro vivo aquí desde hace más de veinte años y me parece una ciudad fascinante, un lujo para residir y descubrir cada día. Y me importa quien la administre, quien la dirija, claro que me importa y mucho. No es que tampoco pueda esperar grandes filigranas de un gobierno municipal, pero sí que le aplique sentido común y técnicas depuradas de eficiencia y honradez a la gestión de lo que resulta más próximo y cercano a los intereses de los ciudadanos en su auténtico y primigenio sentido.
E inesperadamente, me topo con una larga entrevista en el Diario "Córdoba" a la que se designa como candidata, lo que me impulsa a opinar casi por obligación de ciudadano con derecho a manifestar un criterio y compartirlo con quien muestre tanto su acuerdo como su disentimiento.
Verán. Doña Isabel Ambrosio viene ocupando desde hace varios años la Delegación del Gobierno andaluz en la provincia. Este es puesto altamente politizado, confiado a militantes del Partido con buenos contactos tanto en este como en aquél. Ahí no cabe duda alguna. Debe representar al Consejo de Gobierno y a su Presidenta, así como interpretar y ejecutar sus políticas en el ámbito territorial que le confían. Para ello ha de coordinar a los representantes de las distintas Consejerías, es decir dirigir la Administración periférica de la Junta. Tarea apasionante y nada fácil, desde luego.
La Delegada Ambrosio, es mujer joven, con buena imagen, discreta, moderada, nunca le oí nada impertinente o fuera de tono. Es verdad que tampoco la oí participar en foros de opinión no partidistas, fuera de funciones puramente estéticas o de representación. Y ello a pesar de tener bajo su tutela el más importante conglomerado de instituciones y recursos económicos y humanos de la provincia, donde crece paralelamente de manera desmesurada, una ruinosa e ineficaz Administración en manos de fieles militantes que anulan de forma progresiva la profesional de funcionarios independientes, solo al servicio del Estado y los intereses generales que representa. O a pesar de la crisis, y del paro de jóvenes y mayores en el límite de la angustia o del cierre de demasiadas empresas. Claro, coordinar una estructura semejante requiere conocer y muy bien las instituciones sobre las que ejerce autoridad y poder. Y si la estructura es administrativa su experiencia y no escasa debe ser en el ámbito de la Administración como funcionaria de alta cualificación. Y ello no empece la carga política del puesto y en consecuencia la necesidad de que la titular goce de la confianza del Consejo de Gobierno que la nombra y su cercanía o militancia incluso en su Partido. Pero la Sra. Ambrosio acreditando militancia suficiente, resalta en su escasa cualificación para la función encomendada. Cuestión que podría verse paliada o suplida por la de profesionales al frente de las áreas de la Administración que coordina, es decir Delegados y otros altos cargos con denominaciones a veces pintorescas. Pero ello es imposible porque los referidos cargos están también en manos de militantes, la mayor parte sin preparación alguna y desde luego ajenos a la función pública. Un disparate sin paliativos pendiente de reforma definitiva para conseguir la Administración moderna, eficiente y democrática requerida por un Estado de Derecho. Desde luego no existe una sola razón que justifique que la dirección sectorial de la Administración periférica se encuentre en manos de comisarios políticos, con remuneraciones que gran parte de ellos nunca habrían conseguido en el sector privado.
Y en esta tarea se encuentra inmersa nuestra joven y voluntariosa Delegada del Gobierno, cuando el Partido la llama para encabezar la candidatura a las municipales, tras un amago de “primarias” que seguramente quedaron en “infantiles”. Y acepta sin dudarlo alegando capacidad, gana y amor por esta hermosa ciudad. Y para testificarlo acepta una buena entrevista periodística, a sabiendas del prestigio y difusión del rotativo. Y claro, quizá ella no lo sabe pero la entrevista para nada cubrió sus objetivos y aun no siendo experto en campañas presumo es tiempo de remediar el entuerto pues la memoria es débil y el botox político realiza milagros. Pero dejo constancia que esta joven suflé desconoce su techo y resbala en su suelo. Quizá crea que es importante saber decir lo que quiere, pero temo ha olvidado que ello quizá es tan importante como tener algo que decir.
¿Y qué dijo? Pues eso, tras utilizar doble página del Diario no dijo nada. Bueno sí, que es de izquierdas - olvidó que Susana ha establecido el color rojo para los pronunciamientos ideológicos - que tiene ilusión, que sacará la espinita a la ciudad “de no haber podido disfrutar de un Alcalde socialista” y cosas así. Bueno claro, y los tópicos y típicos pronunciamientos sobre la igualdad, la solidaridad, los débiles y otros. Ciertamente lo adecuado para optar a una oenegé o similar. Y luego una aparatosa verdad: que todavía no tiene el programa. Es decir, que debe esperar a que el Partido diga lo que hay que hacer y decir. Pues espere también para hablar y explicar algo. Pero mientras debería documentarse que hoy, la Alcaldía de una ciudad universal como Córdoba, con más de 300.000 habitantes y en los límites de la recesión y el paro, requiere amplios conocimientos de finanzas públicas y tributario, de urbanismo y medio ambiente, de política cultural y de fomento del turismo, el deporte, la salud pública, el empleo, el tráfico o la seguridad. Y muchas más cosas que debe tener aprendidas antes de confiarlo todo a un equipo despersonalizado de técnicos.
Esta ciudad requiere de un liderazgo poderoso, tanto político como de gestión. Y disimular con menos descaro el utilizar la plataforma de una candidatura a la Alcaldía para luego, desde la Corporación como concejal, dar el salto al Congreso de los Diputados o el Senado. A buscarse la vida que todavía quedan muchos años. Menuda regeneración tenemos en marcha.   
 

 

 

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