DE LA LEVEDAD DE LOS POLÍTICOS
Las últimas declaraciones del
flamante líder de los socialistas españoles creo merecen algún comentario y me
gustaría no pasara más allá de una crítica democrática a quien puede estar
llamado a gobernar la nación española, o lo que quede de ella.
No quisiera aplicarle al Sr.
Sánchez la acidez de Groucho Marx cuando dijo aquello de ser mejor estar callado
y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente. Aún es pronto.
Pero nuestro líder, más producto mediático que trabajado en la briega del
Estado, comienza a poder apreciársele lo que resulta común a la mayoría de los
políticos españoles cuya profundidad rara vez pasa de la superficie.
Hombre, a estas alturas de siglo,
en plena crisis económica y social, de valores y principios, dentro de una
Europa declinante, tan amenazada como la propia España por el furor islamista,
en plena y bárbara reconquista, no puede ser verdad que un líder joven, con
ambiciones y posibilidades de gobernar una Nación con peso y tradición
histórica, de economía desarrollada, diga sandeces de tal magnitud. Ha dicho
varias, aunque ciertamente no todas igualmente vacías o peligrosas. Me quedo con
las dos últimas.
La penúltima, hacía referencia a
la necesidad de celebrar “funerales de Estado” por las víctimas de la
“violencia machista”, una de esas frases de éxito acuñadas por la factoría del
progresismo militante. Frase-síntesis de un feminismo de ocasión, de ida y
vuelta, casi siempre ofensivo a la mujer que desarrolla sus derechos y posibilidades
al margen de laboratorios, observatorios, consejerias, delegaciones e
instituciones sin fin, de las que viven miles de militantes que jamás contribuyeron
a la creación de riqueza nacional alguna. Como si la violencia contra la mujer
no fuese una parte de la violencia propia de una sociedad desorientada, donde
solo los audaces aparecen como dotados para definir el rumbo, al percibir la impunidad como recompensa. Pero hay otros sectores
sociales también requeridos de protección legal del Estado, por su sufrimiento
en silencio y ajeno a los ajetreos de una opinión pública unidimensional. Los
niños en hogares cada vez más ásperos y desectructurados o los ancianos a los
que la crisis de una sociedad enferma les destroza el último tramo de su
existencia. Pero contra toda esta violencia o trato vejatorio e inmoral, se
lucha con leyes sabias y justas a favor de la igualdad que se cumplan, con un
poder judicial que imparta justicia rápida, sin atascos ideológicos y sin
privilegios y con una educación de principios y valores, apartada de la ideologización
y el encuadramiento. Y menos cantamañanas vividores de los slóganes progres del
momento y de las instituciones a cargo del bolsillo de los contribuyentes.
Aquí,
al Señor Sánchez le salió el zapaterismo que lleva dentro, como a Susana le
sale el rojo. Pero claro, estos colores tienen cura, leyendo mucho, aunque la
política sea la única ciencia para la que no se exige preparación específica
alguna, viajando mucho y escuchando a los que saben. Y callando muchas veces y
no olvidando que expresarse claramente es tan importante como tener algo que
decir.
Porque
claro, soltar la mamarrachada impropia y peligrosa de la necesidad de más gasto
social, haciendo desaparecer el
Ministerio de Defensa, va más allá de lo tolerable, de lo admisible en un líder
de banquillo. Pero no crean que hizo una rectificación humilde y en regla. Sus
edecanes, muchos de ellos con título de robaperas en las más importantes
academias del saqueo nacional, le prepararon una marcha atrás casi peor que la
bobada inicial. Y digo esto porque hacer desaparecer el Ministerio de Defensa
no lo cree nadie, cualquiera que sea su ideología. Ni siquiera el estalinista
de la coleta al que quiere rebasar. Es verdad que demuestra una ignorancia
supina y penosa sobre lo que es y representa la Defensa Nacional y su
integración en la estructura de los objetivos colectivos y de preservación de
un sistema. Pero intentar convencer a la opinión pública que aún le escucha que
lo que quiso decir es la necesidad de rebajar sus presupuestos, es si cabe peor
todavía.
¿Sabe
el Señor Sánchez que el Presupuesto de Defensa aumentó en España en 19 años
solo un 9,5%? Desde los 5.207 mill. euros a 5.745 mill. euros de 2014. Fíjense
las comparaciones que podríamos hacer con el incremento de 445 millones en
tantos años. Incluso hablando de Andalucía. Incluso hablando del FLA y otras
gabelas. Pero es más, en aquél año, los gastos de personal representaban el
53,5% del total, mientras que los de material se elevaban al 46,5%. Este año,
los de personal están en el 77% y los de material en casi el 8%. Y por nuestros
compromisos internacionales. De manera que está por imaginar el estado de
nuestro material de Defensa.
Pues
esto es lo que hay. Y por cierto, si en vez de Sánchez nos cae Madina, la
ilustre Valenciano o el tal Gómez, la cosa estaría para salir corriendo. Cosa
que tampoco descarto. Pues eso.
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