Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

martes, 24 de septiembre de 2013

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

LA AZOTEA


EL  PECADOR
24 de Septiembre 2013


Reconozco no poder resistir la tentación de comentar con asombro, la larga e insólita entrevista que el Papa Bergoglio ha concedido a la revista LA CIVILTÀ CATTOLICA de difusión internacional. Desde luego su contenido resulta novedoso como actualidad, atractivo por su contenido intelectual y revolucionario en el mundo de la Fe. Son seis horas de conversación apasionante con un hombre preocupado por el mundo que quiere liderar espiritualmente y que lo hace latir en su alma joven e inquieta.

En mi comentario titulado EL JESUITA publicado el pasado mes de agosto, opinaba que la aparición de Bergoglio en la cúspide de la Iglesia Universal no me parecía casual y sí causal su coincidencia en vida con el sabio Benedicto XVI. Es más, reitero que su presencia supone un primer hecho revolucionario que trata de encajar la sabiduría con la acción para instaurar el gobierno de la esperanza. Por eso dice que no le gusta ser optimista sino confiado en aquélla, porque no defrauda. Y cuando le preguntan por qué es jesuita, responde sin dudar que le impresiona de la Compañía la capacidad de comunidad para la misión y para la disciplina. Y porque siendo una institución en permanente tensión, el jesuita debe ser creativo, descentrado, de pensamiento incompleto y abierto.

Y en lenguaje desconocido en personaje de tanta proyección mundial, asombra la sinceridad aplastante de su discurso, la sencillez de persona grandiosa y la humildad del que busca incesantemente la verdad. Pero también cauteloso, al afirmar que el pilar de su espiritualidad está plantado en la virtud del discernimiento. Porque la sabiduría del discernimiento nos librará de la necesaria ambigüedad de la vida. Por eso es capaz de ir creando opinión insólita, por novedosa, en estructura milenaria. Como la exigencia de ministros del evangelio caldeando el corazón de las personas y no calentando sillones de despacho a modo de clérigos funcionarios. Exigiendo primero, una reforma de las actitudes, anterior a la organizativa y estructural, porque los cambios y las reformas necesitan tiempo para poner las bases de lo verdadero y eficaz. Buscando la santidad en lo común, en la paciencia activa y la constancia. Concibiendo una Iglesia como hospital de campaña tras la batalla, socorriendo a tanto herido social que produce un mundo egoísta y desgarrador. Y como guinda, reconociéndose pecador.

Es el cambio del primer Papa jesuita. Esperamos su primera Encíclica para calibrar la hondura del compromiso espiritual y social. Pero ojalá su presencia al frente del rearme espiritual y moral de Occidente y sobre todo de Europa, pueda frenar el declive no solo económico, de una sociedad que ignora, desprecia o se avergüenza de las raíces cristianas de su civilización, dejando apenas huella fuera de lo monumental o turístico. Sociedades europeas profundamente descreídas, cuando no  paganizadas o hundidas en el nihilismo, el relativismo, el materialismo y la indiferencia.

Pero el germen de su desaparición está inoculado, porque ya hay 54 millones de musulmanes repartidos por la Europa de la tolerancia suicida. Llenan los barrios de Amsterdan, Londres, París o Granada. Ni se integran, ni lo intentan, ni les interesa. Y no solo no respetan el ordenamiento jurídico sino que lograron instalar la Sharia ante la mirada curiosa y boba de los ciudadanos y sus autoridades, en una dualidad extravagante con seiscientos años de retraso en la historia de la civilización occidental. Europa será musulmana a final de siglo porque su población será mayoría. Pero debemos saber que el Islam no es una religión sino una ideología, no compatible con la libertad y la democracia. Que el Islam significa sumisión y totalitarismo, que borrará nuestro modelo de convivencia, nuestros códigos de valores y los principios jurídicos, culturales y sociológicos. Es la Europa nuevamente raptada que nadie como mi maestro Luis Díez del Corral volvería a ser capaz de describir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario