Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

miércoles, 11 de septiembre de 2013

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


Publicado en el "Diario Córdoba" el día 21 de Septiembre 2013

LA AZOTEA



2020 Y EL OTOÑO ESPAÑOL



Pedro J. Ramírez se preguntaba antes del berrinche nacional por la fuga Olímpica, si España existiría como tal en 2025. De llegar entonces a conocer el resultado de la votación seguro que su pregunta se habría retrotraído a 2020. El diagnóstico de Pedro J. no resulta nada optimista y me anima coincidir con tan informado, influyente y culto observador, en que estamos pagando los graves errores de la Transición y su carrera enloquecida hacia la disolución nacional. Y ello a causa de una incompleta por inacabada Constitución tan favorable al café para todos, pero abocada a la ruina para casi todos, y de la clase política más inculta e irresponsable desde Fernando VII.

Vengo manteniendo – y parece coincido con un gran creador de opinión – que la “transferencia en educación acompañada de ingentes recursos financieros a grupos nacionalistas desleales con el proyecto constitucional, ha propiciado tres décadas de erosión de la identidad nacional”. O se reforma la Constitución, reconociendo sólo dos o tres autonomías – sigue argumentando Pedro J. – o se aplica el texto vigente y se suspenden las instituciones que incumplan sus obligaciones hacia el Estado. Lo que resulta imposible es soportar diez o veinte años más en esta provisionalidad estéril y demoledora, seguramente inédita en el mundo occidental. Y desde luego es intolerable, que pueda estar pactándose una secesión financiada por una nación empobrecida que además resultará mutilada en su soberanía y territorio.

Pero aquí seguimos, olvidando nuestra historia pasada y moviéndonos con más soltura en los sueños de futuro. Pero siempre sueños, fantasiosos, inalcanzables. Cuando Maquiavelo aconseja como debe conducirse un Príncipe para adquirir alguna consideración, le dice a Lorenzo El Magnífico que "nada granjea más estimación a un príncipe que las grandes empresas y las acciones raras y maravillosas". Y el año 2020 se había convertido en gran empresa, en acción maravillosa, en señuelo engañoso, en paradoja sorprendente. Nadie hubiese sido capaz de asegurar al mundo para esa fecha la existencia de la Nación española, del Estado-nación más antiguo de Europa, cercenado por la gran estafa catalana y del agazapado, romo y brutal nacionalismo vasco.

Es el sudoku autonómico en su extremo vital, en lo que cabía esperar de su ser. Ahora se aprecia el desprestigio extremo y la falta de confianza en su viabilidad. Vivimos el final de un Estado imposible, pero mientras saboreamos el embeleso de una salida inmediata y definitiva de la crisis sin tocar aquél. Precisamente la razón que imposibilita lo definitivo.

Y Andalucía, el laboratorio, el tercer vértice de este triángulo de las Bermudas, continúa su ruta hacia ningún sitio. Se constituyó un Gobierno previsible, de empleados del Partido, el mismo día en que el número de imputados o semi imputados llega a 117. Pero no crean, aquí lo difícil es identificarlos, imputarlos, juzgarlos y en su caso, condenarlos. Lo fácil, indultarlos. Nos esperan días de vino amargo y rosas marchitas.

Decía mi maestro Dalmacio Negro que el Derecho es al orden social como las matemáticas a las ciencias naturales. Es decir, los gobiernos se instituyen para garantizar la permanencia del orden social. Aquí, se sigue el principio de Harry Truman: Si no les puedes convencer, confúndelos.

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