LA AZOTEA
LA CUESTIÓN NACIONALISTA
Resulta tan trepidante la
actualidad que es difícil para el comentarista elegir tema sobre el que opinar.
Desde luego no parece extravagante volver sobre cualquiera de los permanentes
que martirizan esta Nación desde hace quizá dos siglos. A pesar de la
globalización y los nuevos parámetros de la economía y la sociología, la
bandera; el territorio y la forma de Estado; el catolicismo o la escuela,
siguen produciendo erisipela en la piel ideológica de los ciudadanos. En lo que ahora interesa, resulta
muy conocida la frase parlamentaria de Ortega y Gasset en las Constituyentes de
1932, al decir que “el problema catalán es un problema que no se puede
resolver, que solo se puede conllevar”.
Pero ahora vivimos la plena
reafirmación del principio de las nacionalidades ya definido en 1916 por Rovira
y Virgili: la identificación como pueblo; la conciencia nacional y la autodeterminación. A estas alturas de nada sirve
continuar utilizando dialéctica mercantilista para resolver lo irresoluble. Intelectuales como Marías ya
avisaban que no era la Constitución de 1978, lugar adecuado para introducir la
acepción de nacionalidad. Pero aquellos políticos con ansiedad por pasar a la
Historia, impusieron el término y desde entonces, aceleradamente caminamos
hacia la disolución de la Nación. De inocular ese virus troyano vendría el
engendro de naciones sin Estado en busca de autogobierno, del derecho a
decidir. De ahí y de las infinitas
torpezas posteriores en busca del “encaje” de Cataluña o el País Vasco en
España. De facilitar el que se sientan cómodos en la Nación española y claro,
cada paso en esa dirección ha supuesto un paso más en la dirección indeseada.
Y sin mirar hacia atrás
aprovechando la experiencia, ahora, visto el fracaso colectivo de España y sus
nacionalidades, comienza una nueva carrera por construir lo que a todas luces
significará la destrucción definitiva del entramado nacional. Ortega era ciertamente resistente
al nacionalismo pero escribió anticipadamente – Prieto le señalaba como masa
encefálica- que un Estado federal es un conjunto de pueblos que caminan hacia
su unidad. Es decir, que un Estado unitario que se federaliza es un organismo
de pueblos que retrograda y camina hacia su dispersión.
Estos socialdemócratas balagueros
parecen descubrir cada día un punto por donde introducir alguna idea en lo que
constituye su páramo ideológico desde hace treinta años. Pero en este momento
de nuestra historia especular sobre la forma federalista para salir del paso y
diferenciarse de los conservadores resulta cuando menos peligroso. No existen entes federados sino
una Nación que habría que desintegrar en entes, para luego federalizarlos.
Espero que los que ahora opinan
no sean los que luego decidan. Algunos nombres son de chascarrillo y ni siquiera
entendieron el importante documento elaborado por su propia Fundación A.
Perales. Pero la cuestión nacionalista es urgente
abordar aprovechando nuestra pertenencia a la Unión Europea. No puede seguir
así durante más tiempo. Cataluña está arruinada por una política
suicida del tripartito, prolongada por el insignificante Mas. Aun así utilizan
mensajes rectilíneos que nadie podrá negar globalmente pero que han calado en
una opinión receptiva tras un diabólico sistema educativo, unos amansados y
vendidos medios de comunicación y un vacío de los Gobiernos de España que
debieron hace tiempo ser acusados como incursos en delito de traición. España no les roba sino que contraria
e indebidamente trata de evitar la bancarrota catalana ante la descomunal deuda
de 51.000 millones de euros, tras tragarse más de 13.000 millones – casi el 51%
- del nefasto FLA.
Así el Estado navega por la
peligrosa senda del crecimiento alocado de la deuda. Al comienzo de la crisis
representaba el 36% del PIB y ahora el 92% con tendencia al 100%, punto de “no
retorno”, al impedir el crecimiento económico. Es que la deuda se está
incrementando a razón de 378 millones al día y el importe de los intereses
crecen el 33% sobre 2012. Estos del PP están muy seguros del camino elegido, pero desde su llegada al poder la deuda
aumenta un 28% y la de las CC.AA. un 36% a pesar de la inútil legislación sobre
estabilidad. Y tras alcanzar un inimaginable
poder institucional con la complicidad de un politizado e inútil TC, el
nacionalismo primitivo y romo de Bildu o así, comienza a enseñar las garras en
el camino vasco a la autodeterminación, con el auxilio manso del PNV, como en
la Cataluña de CIU rendida a los encantos totalitarios de ERC.
Pero no crean, que también España
ha de pagar esta factura secesionista a través del privilegio bobo del Cupo.
Una estafa más del proceso. Que le pregunten a Montoro, porque cada vez se
minusvaloran más las cargas estatales a cargo de la Comunidad y se quedan con
más bocado del IVA que corresponde al Estado. Es decir, se paga menos Cupo,
cuando se paga. Pues nada, que Rajoy le escriba
otra carta pedagógica a Urkullu y ya puestos, debe crear una Dirección General
de “Cartas a las Nacionalidades” que se leerán con curiosidad y regocijo en las
escuelas del siglo XXII.
Quizá la guinda, para nosotros
bien amarga resultará, pueda ponerla Augusto Comte, cuando advertía que “la
monarquía constitucional y parlamentaria, es forma precaria, solución
provisional, previa a la república”. Pues eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario