Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 1 de marzo de 2012

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


PUBLICADO EN DIARIO CÓRDOBA EL 1 DE MARZO DE 2012 



LA AZOTEA


INSEGURIDAD SOCIAL



A mi azotea llega el griterío de los que marcan su territorio en la calle porque desconfían de las instituciones. Me recuerdan que el Iluminismo, con Rousseau, señalaba a la pobreza como problema del sistema y no del trabajador. No me hacen olvidar que desde el Estado Providencia al Wefare State transcurre la historia de una sociedad que asimila la presión de instituciones y grupos sociales de vanguardia y alcanza metas de progreso y civilización desconocidas hasta entonces. 


Y es que el Welfare State es democracia, economía de mercado y bienestar social por el hecho de ser ciudadano y una compleja estructura de prestaciones económicas, educación y sanidad gratuitas, servicios sociales y bienes culturales. España, en poco más de cien años desde la creación de la Comisión de Reformas Sociales al Pacto de Toledo, muestra un avanzado  modelo de inteligencia social.


Pero este espectacular sistema de bienestar social no parece sostenible. Frente al superavit de hace pocos años, 2011 registra un déficit de más de 2.000 millones. La crisis se ha llevado por delante a 200.000 empresas muchas de ellas con cotizaciones debidas. También a 2,5 millones de cotizantes, reducidos a casi 17 millones y contribuyendo en menor cuantía, porque más de tres millones son parados que además de cobrar prestaciones sus cotizaciones son pura ficción contable. Y el Fondo de Reserva sólo podría aportar 3.000 millones al año. Además el Estado agrava los desequilibrios internos del Sistema pues, ante su incapacidad para financiar la universalidad de las prestaciones constitucionalmente exigibles, le obliga a pagar el complemento de mínimos, la atención sanitaria en accidentes de trabajo o las bonificaciones a la contratación de trabajadores. En total casi 10.000 millones. Pues nada, a emitir deuda que comprarán los odiosos mercados, para pagar el Estado del Bienestar. Y a seguir nuestra imparable marcha atrás, de éxito en éxito hasta el fracaso final.

                                              

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