LA AZOTEA
SOCIALISMO O LIBERTAD
13 de Abril 2021
Al menos a mi me ha
producido cierto consuelo escuchar al líder de los populares, parafraseando a Isabel
D. Ayuso, la bondad de un lema como Socialismo o Libertad. Pues ya era
hora y sobre todo, si sabe o decide dirigir su liderato, orientado a sacar la
Nación española de esa tan triste como pobre e indubitable elección. Jamás demócrata
alguno del mundo civilizado, podría elegir sistema diferente que pudiera ser
ajeno a la libertad. Y aunque ahora en España difícilmente se divisa
alternativa diferente al sanchismo y su manada, si me permito hacerle una salvedad
de observador exigente.
Hablar de socialismo
en extensión, como abarcatodo, resulta tan simple como injusto. No es momento
ni lugar para exponer desde el punto de vista de las ideas políticas la
evolución que, desde mediados del siglo XVIII, con Saint-Simón, ha tenido una
doctrina que abarca desde la filosofía al campo de la sociología, la organización
política o la economía. Pero sí que existe un socialismo democrático, como marcha
evolutiva superadora del marxismo, denominado socialdemocracia que ha supuesto un
avance de progreso y libertad en la media Europa del desarrollo, la democracia
representativa, la igualdad, la justicia y el avance social.
Pero aquí, la
socialdemocracia desapareció con Felipe González. El sanchismo ha supuesto un
vendaval arrasador, sepultando no solo las ideas sino la presencia crítica de
sus valores más representativos que en silencio forzoso y aplastante o en huida
cobarde hacia el olvido, dejan en manos de un insensato, el patrimonio valioso de
una forma civilizada de hacer Historia. Pero también está borrando las huellas
del liberalismo regeneracionista y del conservador. Y ello porque es momento
ideal de un pueblo confiado en la fortaleza de la libertad y muy debilitado por
una pandemia asesina que ha logrado hasta modificar la longevidad tradicional
española. Un pueblo poco formado y mal informado en el desarrollo de la vida
política que nunca creyó que la democracia es flor delicada necesitada de
cuidados continuados y tonificantes de sus amantes.
El sanchismo de opera
bufa, de simpleza rayana en la estolidez, de la imagen falsa o falseada, de mentiras
estructuradas a martillazos, pretende y está consiguiendo consolidarse en el
poder. En todos los poderes, en todas las instituciones, en todos los rincones
o cuerpos intermedios de la sociedad; en la cultura, en la enseñanza, incluso
introduciendo simpáticos cintoras en todos los medios de comunicación
públicos y los privados debidamente entusiasmados. Y si las reglas obstaculizan
la pretensión, se cambian, como sea, empezando por los decretazos, por el
arrinconamiento de la oposición, por el menosprecio al crítico con la acusación
de fascista, intolerante o antidemócrata. Y claro, tiene su base de resentidos,
envidiosos o simplemente conformistas que siempre creerán en el poder como
sustituto del esfuerzo y la autoestima.
Y para conseguir su
propósito devastador necesitaba una fuerza brutal de historia negra, ajena no
solo a la libertad sino a la propia dignidad humana, como es un comunismo de
populismo miserable y zarrapastroso. Doctrina aún vigente como vemos en algunos
rincones del continente europeo; azote de la humanidad que, junto al nazismo
totalitario y racista, ha escrito las páginas más vergonzosas de su Historia
contemporánea. Y para nada han renunciado al principio marxista de que sin
revolución no podrá realizarse el socialismo porque el poder publico - dice el Manifiesto
– viene a ser, pura y simplemente, el Consejo de administración que rige los
intereses colectivos de la clase burguesa. De manera que, con programa tan
ligado al constitucionalismo del 78, dan un paso en la dirección explosiva,
uniendo sus intereses al nacionalismo radical y separatista y a los restos aun
ardientes del neoterrorismo bilduetarra. Ya no resulta de utilidad ese internacionalismo
proletario, el trabajador no tiene patria, su patria es el trabajo o la
Patria es el trabajador, que decía Perón, porque ahora urge la conquista
del poder al mejorar las condiciones objetivas de alcanzarlo.
Ya parece que una y
otra vez los medios, con pesimismo antes al alcance de pocos, auguran una caída
hacia el abismo autoritario y antidemocrático. Hasta una mayoría de
asociaciones judiciales ponen el grito en Europa por la decadencia del sistema
democrático de España. Pues esto no hizo más que empezar y ya ven la siesta
entre temerosa y cómplice del Tribunal Constitucional. Nadie debe esperar nada
de Europa que bastante tiene con dulcificar su insignificancia y caída como
potencia, en el diálogo entre bloques. La resistencia o caída de Madrid,
marcará el antes y el después del régimen del 78 y su Monarquía constitucional.
Parece, como está escrito, que la democracia, hoy, se destruye desde dentro.
Pues eso.
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