LA AZOTEA
CASI OTOÑO
12 de Septiembre 2020
Avanza
el ataque inmisericorde de Covid19 y la implantación de la nueva normalidad que
tanto pregonó y anunció el todavía Presidente del Gobierno de España. Pero la
mayoría silenciosa asiste paralizada a la progresiva instauración de una nueva
gobernación sin apenas, por ahora, tocar el ordenamiento constitucional. Es
decir, una nueva transición “de la ley a la ley” como propuso Don Torcuato
Fernández Miranda o, como en nuestros días sueñan los populistas amantes de
dictaduras constitucionales: deformar el ordenamiento jurídico en vez de
reformarlo. Las Instituciones, todas, incluida la Jefatura del Estado/Corona, primero,
se desprestigian, después se neutralizan, quedando reutilizables para ponerlas al
servicio de la nueva gobernanza o cogobernanza, mucho más cercana al polvo del
camino, en la punta del delirio progresista sanchistacomunista. Y en este
delirio, terminada la Legislatura y convocadas elecciones, solo cuando se tenga
seguridad del triunfo, se mostrará sin tapujos la pretensión de una democracia
fuerte, segura, duradera, capaz de vencer el hundimiento económico por ellos
mismos provocado.
Entonces,
solo entonces, ya no será posible una Monarquía de origen medieval y además,
hereditaria. Donde el Rey, simbolizando la unidad y permanencia del Estado y siendo
árbitro y moderador de las instituciones, ostenta la alta representación
internacional de aquel, estando además vinculada a las Monarquías democráticas
y parlamentarias más avanzadas y desarrolladas del mundo. Órgano que goza de inviolabilidad
y no está sujeto a responsabilidad y, por si fuera poco, en esta vieja y
franquista Constitución se despliega un largo artículo 62, conteniendo
funciones, entre las que destaca, tanto como temen estos ganapanes, aquella que
asigna a su Persona, la Jefatura de las Fuerzas Armadas.
Y
no digamos, si ello se pone en relación con el artículo 8 de la despreciada por
despreciable Constitución, donde se asigna a ese Ejército la misión de
garantizar la soberanía e independencia de España y defender su integridad
territorial y el ordenamiento constitucional. Y es verdad que hasta el momento
no parece muy atribulado ni por lo que parece desintegración territorial, ni
por la burla constante y en aumento de la Constitución. Pero ¿y si se insta su
cumplimiento por quién corresponde? Pues acabaría el desconcierto de un Estado gigantesco,
desarticulado, ingobernable y financieramente insostenible.
De
manera que al igual que la vacuna contra el coronavirus es un bien deseado que
se hace esperar, mientras los efectos demoledores de su mal arrasan salud,
certeza y vida, el sanchismocomunismo es quiebro en la Historia moderna de la
Nación española, sin tampoco conocer su duración, pero sí sus efectos destructivos.
Sus consecuencias económicas serán de desplome desconocido y dramático; los efectos
sociológicos sobre familias y grupos, desestructurantes, hasta llevarlas al
punto de lo que los sociólogos denominan anomia, es decir, frustración
prerevolucionaria; los efectos políticos, disolventes, con una Nación en
descomposición troceada hasta el ridículo, donde peligra la salud, la educación
o el comercio y unos políticos mayoritariamente insensibles, incultos y
esencialmente trincones. Ya ven, el sentimiento de dolor que aflige al felón
Presidente, de esta desgraciada Nación, por el suicidio de un miserable etarra;
dolor además profundo, como no podía ser menos en ser de tan arraigados
principios morales y patrióticos. Principios nada novedosos porque ya los ha
puesto de manifiesto una y otra vez sin despeinarse, con el aplomo cínico que
le caracteriza; ya sea definir a ERC como la otra izquierda histórica, o, en Cataluña
hay un problema político no de convivencia. Con razón decía Voltaire que no
todo lo que acontece merece ser escrito.
Pero
ahí lo tienen, mandando, ya que no gobernando. Pero mejor. Espanta pensar si
llega a ser sensible a los diabólicos y liberticidas mensajes de su coyunda
ideológica. Y no crean ha vuelto a sentir el canguelo inicial de tener a
Iglesias dentro de su enorme Gobierno. Es más, se permite presentar a Podemos
como Partido democrático, dentro de la Constitución y seguramente amante de la
misma. Eso sí es una coalición de progreso y no el insoportable hedor
franquista de los populares que se niegan incluso a desvelarles el secreto de
la duración de unos Presupuestos que la lenguaraz ministrilla de Hacienda no
conoce ni el Preámbulo. No digamos si también muestran un mínimo de resistencia
a convertir el Poder judicial y su Órgano de Gobierno, no en instituciones independientes,
sino en el Poder mismo. Es el poder del pueblo, nacido del pueblo y que sobre
el pueblo proyecta sus beneficios.
Y
mientras, la derecha liberal y la conservadora, mostrando sus diferencias; y en
el País Vasco y Cataluña, en la mayordomía de la izquierda comunista, independentista
o violenta. De manera que el sanchismo inicia su recorrido por el IBEX y
aledaños, enseñando su normalidad, seduciendo el accionariado rebelde y mostrando
el nuevo moño adiestrado de su socio que incluso estrena pendientes para la
ocasión. Así, los grandes de la economía, la empresa, la inteligencia, la
creación de empleo y riqueza, pudieron tener una velada deliciosa de mensajes esperanzadores,
mientras curioseaban la pacífica mascota presidencial e incluso alguno ya
añoraba la brillante cola que todos hubiesen querido atusar. Al fin, como dice
Rosell con gracia, no es quien calla otorga, sino al que callan le otorgan.
Pues todavía no ha empezado el otoño.
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