Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

sábado, 8 de agosto de 2020

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 LA AZOTEA

 

EL EMÉRITO Y LA DEBILIDAD DEL ESTADO

 

8 de Agosto de 2020

 

 

 

 

Son tantas y cualificadas opiniones las que glosan estos días la marcha inexplicada y extraña al autoexilio del Rey Juan Carlos, que estas líneas pueden añadir muy poca cosa a tan trascendente acontecimiento. Miren, mi admiración por tan destacado personaje no tiene limite, por lo que ha representado en la construcción de la democracia moderna y avanzada que significa la hermosa Constitución de 1978. Ese trozo de Historia escrita por figuras tan relevantes como excelsas, sea el Rey, auténtico motor del cambio, Adolfo Suarez, Fernández Miranda o Felipe González y otrosmuchos cuya glosa no es momento de traer a colación, pero que todos ellos dejan huellaen una página irrepetible, cuyo conocimiento debería ser obligatorio en la educación cívica de las nuevas generaciones por su ejemplaridad en el mundo occidental.

 

Relatar en este momentlo que ha significado en avance social, económico y de bienestar en libertad, la presencia de una generación de políticos beneméritosejerciendo, discrepando y construyendo un ordenamiento jurídico sólido y de progreso, resultmuy difícil. Pero eran sabedores que se proyectaban sobre una sociedad cuya opinión publica entendía y valoraba el esfuerzo conjuntosumergida como estaba en corrientes colectivas de esperanza e ilusión. Quizá todo ello no tenga parangón y resultdifícil conseguir esplendor similar en futuro predecible.

 

Y ello para nada es incompatible con los reproches al Rey Emérito, incluso penales, que puedan hacerse por quien corresponde y en el momento procedente. Ahora, en este momento, solo constatar como arrasó su propio pasado, aunque sus impresionantes servicios a España, hagan exigencia de máxima respetabilidad para quien continua siendo personaje publico reconocido incluso internacionalmente. Ha representado durante cuarenta años la dignidad del Estado y la de sus ciudadanos en un mundo muy complejocompetitivo, egoísta, de intereses contrapuestos siempre al borde del conflicto. Además, su figura no solo ha patentizado un protagonismo indiscutible en la gestación constitucional, en el equilibrio de las instituciones y encabezando un Estado cuya forma política es la Monarquía parlamentaria. Al igual que las más avanzadas democracias del mundo, donde la separación de poderes, el imperio de la ley y la igualdad ante ella, es la moneda común de una civilización humanista y brillante donde prevalece por encima del conflicto, la razón, la justicia y la libertad.

 

Y se marcha, dejando un panorama desolador donde, desde hace muchos deceniosno se siente como ahora, el azote del temor y la desconfianza en el propio sistema. La Nación española está azotada por una epidemia asesina y poco controlada para la que no resulta fácil encontrar remedio y a la que se aplican, mayormente, medidas políticas nacidas de la peor y más perversa elite de poder conocida en su larga y convulsa Historia.

 

Y no solo la epidemia con su rastro de muerte, temor y rabia, sino las consecuencias de destrucción de un tejido económico y de bienestar desconocido en los siglos que anteceden y que ahora parece derrumbarse ante los incrédulos ojos de unos ciudadanos que parecían creer en edificio tan indestructible como la democracia misma. Y dudan que el azote del sanchismo comunismo pueda representar solución alguna, salvo mendicar ante la Europa en la que no creen. Pero le apoyarán mayoritariamente, si esa fuerza destructiva e iliberal continua unida y protegida por el mas espectacular sistema de propaganda e ideologización desde los tiempos del nazismo.

 

De manera que si la abdicación ya supuso el primer paso en el nuevo derrumbe de la Coronaen este caso reinstaurada en quien sabe mejor que nadie el equilibrio dificilísimo de su mantenimiento, la inesperada marcha de España que se critica tanto como la permanencia, supondrá allanar el camino hacia su desaparición. Ahora, una conducta desordenada e irresponsable puede hundirla de forma definitiva con ayuda decisiva de sus peores y más peligrosos enemigos que además manejan con soltura los aun poderosos resortes del poder del Estado.

 

Y es, que como era anunciado desde hace tiempo por la opinión independiente, incluso en esta modesta Azotea, la progresiva debilidad del Estado está suponiendo el avance imparable de fuerzas liberticidas y reaccionarias, cada vez más descaradas en la búsqueda de su destrucción, empezando por la Constitución. Y lo peor es que se percibe como lo van consiguiendo. El comunismo totalitario, casposo, cavernícola y agente aliado de las dictaduras más abyectas, tiene cogido al felón Presidente del Gobierno por la querencia al poder de quien sabe, careciendo de ideologíano tiene más proyecto que permanecer gozando de la gloria efímera del incienso palaciego y del apoyo incondicional de cuantos cantamañanas y paniaguados le rodean agradecidos mientras dure el festín. Alrededor tambiénuna nube infecta de nacionalismos que financiadospor el resto de españoles, viajan en vehículos conducidos por fascicomunistas, mareas independentistas y tontos útiles de variado pelaje que comenzaron su gozo contemplando ya fuera de España la mitad de la monarquía, la inexistencia de una oposición y la pobreza que se avecina, el mas seguro espacio de una sociedad dócil y sometida.

 

  

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