Artículo
que será publicado el próximo sábado día 7 en Diario Última Hora de Palma
CATALUÑA BIEN VALE UNA MESA
Julián Delgado. Escritor
Un
país que ha sufrido la agresión destructiva del procés, en el que se ha agredido al Rey, a la Constitución, a la
policía; cuyos responsables han sido condenados por el TS y que, pese a ello, animan a repetir la batalla
de Urquinaona y siguen amenazando con volver a poner en peligro
nuestra convivencia, lo menos que puede esperar de sus instituciones es que
establezcan las previsiones adecuadas para que esto no vuelva a ocurrir y que,
de repetirse, el Estado pueda responder con eficacia. Si las leyes vigentes no
han servido para condenar por rebelión lo que de hecho lo fue, porque tienen
una redacción anticuada, lo lógico es que el Gobierno proponga en las Cortes
una nueva redacción actualizada del Código Penal. Si se sabía que las penas las
iban a cumplir en su propia Comunidad, donde pueden convertir en papel mojado
la sentencia, era exigible que el tribunal hubiera previsto que no cabía
aplicar beneficios penitenciarios sin haber cumplido la mitad de la condena.
Pero
el Gobierno actúa en sentido contrario. Acepta el chantaje de Torra, alguien
que nos insulta y está condenado por desobediencia, le pone la alfombra roja y
es tratado en Moncloa con honores de jefe de Estado extranjero. Se le recibe
como representante de la voluntad de todos los catalanes dejando a los
constitucionalistas abandonados a su suerte. El gobierno corregirá las leyes,
sí, pero para que Junqueras pueda salir de prisión y no quede inhabilitado;
desairan así al Rey, pues en esa mesa de lo que se va a tratar es la forma de
cuartear España, muy en contra de la voluntad real explicitada en su discurso
del 3-O; excluyen a la oposición y a la media España que la vota; legitiman la
intentona golpista, con lo que ridiculizan a la Justicia que los ha condenado y
envían ese mensaje claudicante a las cancillerías extranjeras; debilitan al
Estado fortaleciendo el nacionalismo y rompen con la igualdad de todos los
españoles; aceptan su perverso lenguaje e incorporan uno propio humillante (soluciones imaginativas) que pretende
ocultar lo que ya tienen pactado: libertad de presos y consulta al final de la
negociación. Para conseguirlo, prepararán
el terreno normativo para que lo que hoy es ilegal, sea mañana legal.
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