Artículo que será
publicado en el Diario Ultima Hora de Palma, el próximo sábado día 27
CIEGA AMBICIÓN
Julián Delgado. Escritor
Dado que Cs. nació como escisión del PSC a consecuencia del
rumbo nacionalista de este partido, con idea de convertirse en defensor del
constitucionalismo a la vista de un PP blando, con vocación de sustituir a CiU
y PNV en la función de bisagra con los dos grandes partidos nacionales, para
librarles de las hipotecas egoístas que les imponían a cambio de su apoyo, era
razonable que, tras las últimas elecciones, hubiera formado con el PSOE un
gobierno de coalición, trazando unas líneas rojas en el terreno esencial de la
política territorial y económica. Y lo era más aún, por cuanto España padece
una grave crisis de Estado con el órdago de los separatismos, a punto de ver la
luz una condena que, por justa que sea, puede ahondar dicha crisis
Hubiera
proporcionado un gobierno estable, se habría tranquilizado a la Unión Europea,
al Ibex, a los empresarios y a una sociedad
que se vio al borde de la quiebra, con una prima de riesgo a 500 y el
paro en cinco millones, mientras dos premios Nobel de economía pronosticaban
que pronto saldríamos del euro. Con un sacrificio enorme de buena parte de los
españoles, que aguantaron el tirón y supieron sobreponerse hasta el punto de
tener hoy una prima de 75, tres millones de parados y ser el país que más crece
en la UE. Con un Gobierno radical socialista y comunista, estos logros se
vendrán abajo: más subida de impuestos y gasto público con una deuda del cien
por cien del PIB.
Por lo que
respecta al problema catalán y vasco, Cs. mantendría al Gobierno alejado de
cualquier veleidad con los independentistas, evitando la perversa influencia de
Podemos que defiende la autodeterminación, es compadre de Colau, comparte las
ideas de Bildu y llama a los rebeldes presos políticos.
Ante estas
reflexiones, sus líderes aducen que no se pueden fiar de Sánchez. Una falacia
que les sirve para ocultar el verdadero motivo de la negativa a salvarnos de
ese frente popular: la ambición de convertirse en un partido con opciones de
gobernar a costa de iniciar una guerra en el centro derecha. Si Sánchez
incumpliera lo pactado, bastaría con que Cs. le quitara el apoyo, para que se
viera obligado a convocar elecciones en plena pérdida de confianza.
Rivera ¡Qué gran
error!
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