Artículo que será publicado en el Diario Ultima Hora de
Palma, el próximo sábado día 29 de Junio
EL CALVARIO DE CIUDADANOS
Julián Delgado. Escritor
Dado que Cs. nació como escisión
del PSC a consecuencia del descontento con el rumbo nacionalista de este
partido, con vocación de sustituir a CiU y PNV en la función de bisagra con los
dos grandes partidos nacionales, para librarles de las hipotecas egoístas que
les imponían a cambio de su apoyo, parece razonable que, tras las últimas elecciones, hubiera formado con el
PSOE un gobierno de coalición, trazando unas línea rojas en el terreno esencial
de la política territorial. Hubiera proporcionado un gobierno estable durante
cuatro años, alejado de veleidades nacionalistas, evitando la influencia de
Podemos y el miedo del empresariado a un Gobierno formado por socialistas y
comunistas, pudiendo haber extendido este pacto al ámbito autonómico y local.
Pero desde su
fecha fundacional hasta ahora, han pasado muchas cosas. La más importante es que
Cs. se hizo, primero, con los votantes del PP en Cataluña y, cuando salió de su
feudo, la mayoría de votos los obtuvo también de votantes de derecha
desencantados con el partido de Rajoy, por lo que no podía mantener como
hegemónica ese alma inicial socialdemócrata so pena de perder votos.
La moción de
censura, con el apoyo de los partidos separatistas, marcó para Cs. un antes y
un después respecto al PSOE, insoportable para un partido que hace de la unidad
de España motivo esencial. Ese foso
entre ambos partidos se agrandó con las concesiones a ese mundo hechas por
Sánchez en su año de gobierno y se refuerza ahora con la entrega de Navarra.
Por
otra parte, al consolidarse como un partido nacional, Cs. se planteó dejar
atrás aquel limitado objetivo de ser un partido bisagra y aprovechar la crisis
del PP para afrontar el reto de convertirse en el partido líder de la derecha. Así
fue como, con la promesa de no pactar con el PSOE, obtuvo un excelente resultado
electoral; pero fracasado en su empeño de ser el primer partido de la derecha y
perdida su función de bisagra, su futuro queda supeditado al PP; y el de
Sánchez a las alianzas con Podemos y los nacionalistas. O a un panorama de
nuevas elecciones que consolidarían al PSOE y al PP.
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