Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 13 de junio de 2019

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado, el próximo día 15, en el Diario Ultima Hora de Palma
LOS ASCOS A VOX
Julián Delgado. Escritor

En España hemos sufrido diferentes tipos de extrema derecha a lo largo de estos últimos ochenta años. La que se manifestó durante el franquismo se ocupó de vigilar la pureza de la revolución nacionalsindicalista, era más radical que el franquismo, se cobró muchas víctimas y en el último tramo de su existencia llegó a atreverse a insultar al mismo Franco en el Valle de los Caídos.
En la Transición apareció otra ultraderecha dispuesta a impedir la consolidación de la democracia. Actuó bajo diferentes siglas (ATE, AAA, BVE, …), perpetraron atentados, como el de los abogados de Atocha, asesinando casi a un centenar de víctimas.
Después del 23-F la extrema derecha sufrió un fuerte rechazo y en los años noventa la mayoría de estos grupos se disolvieron. Los pocos que quedaron languidecieron tras repetidos fracasos electorales, aunque en esos años surgieron en las aficiones futbolísticas, grupos de simbología fascista, violentos, que llegaron a causar varios muertos.
La ideología de todos estos grupos estuvo vinculada al fascismo y su afán fue deslegitimar la democracia. No es pues, de extrañar, que hablar en España de extrema derecha sea como nombrar la bicha. 
Recientemente han resurgido en Europa partidos considerados de extrema derecha que comparten al menos algunas de estas características: euroescépticos, ultraliberales, contrarios a la inmigración, ultranacionalistas, de fondo religioso, tradicionalistas o xenófobos.
Vox es un partido democrático que defiende la Constitución y pretende cambiarle algunos aspectos por vía legal. No es euroescéptico, no es contrario a que España pierda soberanía frente a Europa sino a que la pierda en favor de las autonomías; no niegan la inmigración sino el papeles para todos; no son xenófobos, es el único partido que tiene un diputado negro. Tiene poco que ver con los ultras del pasado patrio: no se le conoce ningún acto violento sino que padecen la brutalidad del fascismo nacionalista y del estalinismo de la ultraizquierda.  
Rivera debería guardar sus ascos para estos otros, y Sánchez dejar de endosar a Vox el estigma de aquellos ultras y utilizarlo como el enemigo execrable con cualidades malignas donde cabe todo lo malo de una propaganda sectaria.

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