Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

sábado, 15 de junio de 2019

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


La AZOTEA

PARTITOCRACIA
15 de Junio 2019



Pues no creo deba nadie impresionarse por el espectáculo chusco y de baja calidad democrática que desde la celebración de todo el repertorio posible de elecciones, dan los partidos que a ellas se presentaron; aunque sinceramente, quizá mucho antes. Existe desde luego consenso en la inexistencia de democracia en ausencia de partidos políticos ejerciendo la representación que le es propia; parece condición necesaria e imprescindible, pero no suficiente Y aunque ciertamente el multipartidismo no cala en el constitucionalismo hasta después de la SGM - ya ven, la Constitución de 1931 ignora su existencia- el caso español y quizá italiano, rebasan lo tolerable al convertir el Estado en rehén de sus manejos y a sus líderes en administradores de los intereses generales. Y no es así porque no debe ser, salvo que se acepte como degeneración del sistema. Ciertamente son de libre creación, como producto del derecho de asociación constitucionalmente reconocido. Pero no son órganos del Estado, ni sus actos son actos de un poder público, porque no son titulares de ninguno de ellos, tal como tiene reconocida reiterada jurisprudencia del TC. Son formaciones u organizaciones sociales con relevancia constitucional, dice la STC 23/1984, cuya libre creación y actuación garantiza el propio texto constitucional. Pero se apoderaron del Estado, de sus instituciones, de sus poderes, ocupando toda la vida pública y política. Y la están degradando. Parece como si componer la expresión del pluralismo político, como valor superior que representan, o constituir nada menos que, instrumento para la participación política establecido en el artículo 6 de la CE, se encontrase ya desfasado o desdibujado por imperativos y necesarios criterios de imposición ideológica, encuadramiento partidista y adoctrinamiento masivo a través de eficacísimos monopolios de comunicación. De manera que quizá podríamos recordar lo que decía Paul Valery sobre las elecciones partidistas, que no representan más que una manera de interrogar sobre cosas que se ignoran.

El relato descriptivo de los dirigentes que figuran al frente de las distintas formaciones políticas, salvo excepciones que las hay y de excelente solvencia, resultaría actividad de crueldad infinita ante el espectáculo sencillamente penoso de idiocia generalizada, tosquedad intelectual, ignorancia de alardes manifiestos y amoralidad de consecuencias nefastas para la comunidad de intereses que decía Agustin de Hipona o el bien común del que ya nos advertía Tomás de Aquino. Ejemplares como Colau, Torra, Rufián, Echenique, Quichi, Lastra, Abalos o Calvo, por solo citar unos pocos protagonistas de la actualidad cotidiana, ilustran como una sociedad avanzada, totalmente alfabetizada, con índices de educación universitaria equiparable a sociedades altamente desarrolladas, incluso inmersa en el despilfarro de la opulencia, vive ajena a la degradación del nivel intelectual de sus representantes, con el riesgo de envilecimiento de las instituciones y en ultima instancia de la democracia misma. Escuchar sus continuas invocaciones, con frases e ideas prefabricadas en laboratorios ideológicos, produce desesperación. No conocen más pasado que el saturado de mentiras y medias verdades con el que construyen su corta memoria histórica; ni más violencia que la ideológica que llaman de género, mayormente pasional, presente incluso en las mas desarrolladas sociedades, ajena a una exigencia total de legislación que se cumpla, en orden al respeto en la igualdad, la libertad y la dignidad de la mujer; ni más relato de pensamiento que el emanado de la teorías políticas marxistas, cuando no leninistas o estalinistas, a las que tienen la enorme desfachatez científica, histórica y política de denominar progresistas y los gobiernos conjuntos, de progreso.

Y tras ellos la Nación, en trance de desaparición desmembrada a trozos, con golpistas achulados y retadores que, en el supuesto de sentencia condenatoria a la altura de sus fechorías, serán impunemente indultados por un gobierno felón o puestos en libertad por las autoridades carcelarias de la republica catalana, donde serán remitidos; será un golpe de Estado continuado. O una hermosa Constitución- incluida la monarquía- en vísperas de revisión progresista que la despoje de identidad histórica. O la modificación del TC, Banco de España, Tribunal de Cuentas, AIREF o cualquier entidad independiente que sea capaz de contradecir la verdad gubernamental. Al fin, es la víspera del enterramiento de Montesquieu y el pensamiento Ilustrado, dando nacimiento a la nueva justicia restaurativa impartida en tribunales de la Verdad definida.

Y mientras, un Estado del bienestar incapaz de financiarse, por la fuerza centrípeta de diecisiete miniestados burocratizados, costosos, intervencionistas, necesitados de progresivos presupuestos; ya ven la Junta de Andalucia, más de 36.000 millones de euros incapaz de recaudarlos ni gastarlos, pero eso sí, con perspectiva de género. Con la Seguridad Social ya quebrada y salvada mediante deuda y préstamos que jamás devolverá.  Como el déficit y la deuda de la Administración Central. Y unos desequilibrios territoriales dignos de estudio académico. Y el drama que está representando la desindustrialización con caída hasta el 12,6 % del PIB, cuando en 1980 representaba casi el doble, mientras que solo el turismo alcanza más del 15% y el sector servicios, en general, llega al 75%. Y para que hablar de la necesidad de un esfuerzo en investigación y en general en una educación desideologizada, de calidad donde prevalezca la ley del esfuerzo. Pero no. Ya vieron como en el bochornoso espectáculo, en ayuntamientos y CCAA, prevaleció la ley del Partido y los intereses de sus líderes. Por nuestro bien. Porque estamos en el tránsito desde la democracia a la partitocracia. Pues eso.      


        

     

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