Tribuna abierta de opinión

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jueves, 1 de noviembre de 2018

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO


Artículo que será publicado por el Diario “Ultima Hora” de Baleares el próximo sábado día 3 de noviembre

El Indulto
Julián Delgado. Escritor

 No se entiende tanto teatro por parte de la Generalitat, pidiendo gestos al Gobierno sobre sus presos, y, de éste, tanta ignominia, mandando mensajes a los jueces de que no se les ocurra condenarles por rebelión, que ya dijo Trillo que para ello hay que llevar pistolas y cartucheras. Como si alinearse con los reveses de los juzgados de Bruselas y Alemania y discrepar de los criterios técnico-jurídicos del juez instructor, no llevara consigo su propio desprestigio, la irritación de los togados y la desazón de los ciudadanos. 
No tengan duda de que al poco después de que sea publicada la sentencia, los servicios penitenciarios de la Generalitat, violentando el reglamento, decretarán el tercer grado para todos ellos. Eso significará que deberán dormir cuatro días a la semana en una residencia penitenciaria, un piso no identificable y sin vigilancia. Tampoco duden de que el Gobierno, antes de las elecciones del 2020, decretará un indulto parcial o total por exigencias del guión, que permita a Sánchez permanecer en la Moncloa. Eso sí, deberán pasar por el trago amargo de aceptar la sentencia.

Y esto, a pesar de que dejar sin la justa sanción tan graves delitos propiciará su repetición. Debe recordarse que considerar la Operación Galaxia como una charla de café nos llevó en menos de dos años al 23-F. Esto, pensando que Torra, siempre entre el fanatismo y la tosquedad  se conforme, y los CDR y otros radicales se lo permitan, con optar por la ruta que le ofrece la bicéfala  Jefatura del Gobierno Sánchez-Iglesias, de alcanzar la República en el plazo de unos años y no lo vuelva a intentar, como amenaza a diario, a través de otra DUI.

La situación no puede ser más delicada para España. Por un lado, tiene que enfrentarse al grave y desleal desafío soberanista y, a la vez, sufre la acción de un frente populista que intenta sustituir el Régimen del 78 por otro de corte bolivariano-comunista. Y al frente del Gobierno, un hombre nefasto a quien está devorando su propia ambición, empeñado en gobernar la nación con quienes tienen como proyecto destruirla, que está atrapado por los dos bandos, renunciando a combatir el separatismo y aceptando refundar España como una República populista.     

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