Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

martes, 6 de noviembre de 2018

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


La AZOTEA

AGITANDO EL SISTEMA
6 de noviembre 2018


Soy consciente de la saturación informativa que sobre la situación política española hay en la opinión pública nacional y europea, pero quizá nunca como ahora, desde la muerte del General Franco, se percibía una zozobra semejante. Si ya, viví el pánico del golpe de los Generales en 1981 con la toma de rehenes en el Congreso y la exhibición de fuerza de los tanques de Milans en las calles de Valencia. Pero el deterioro, el desgaste, la desorganización y desestructuración del sistema en la actualidad, no guarda semejanza con aquél, donde se desarrollaron tan penosos acontecimientos y, desde luego, existía el convencimiento general de que aquello resultaría de triunfo imposible. Era una población deseosa de cambio y unida por la esperanza de contar con una democracia moderna y equiparable a cualquiera de las europeas, que tanto se añoraba, desde la Universidad a la fábrica, desde las Academias a la sociedad y sus cuerpos intermedios; desde el Rey a Carrillo, desde Suárez a Felipe González. Tenía que ser y fue el triunfo de una Constitución, un pueblo, un Rey y, unos gobernantes patriotas dispuestos a sacrificar parte de sus apetencias en aras de la paz y el progreso.

Pues ya es Historia, incluso historia repudiada por muchos de los hijos y nietos de aquellos soñadores que al menos lograron cuarenta años – no es poco- precisamente de la paz nunca antes percibida, del progreso pocas veces logrado y de la reconciliación jamás alcanzada en una España diversa, desigual, injusta y difícil. De manera que una Constitución, la más longeva de nuestra torturada historia, respetable por su modernidad, contenido y utilidad, de inigualables principios y valores, deja de ser considerada como guía por los guardianes del sistema, dispuestos a su agitación hasta hacerla imposible e impensable como nunca en trescientos años. Insólito en la Europa del pensamiento ilustrado y del mundo de la razón.

Miren, aquí ocurre algo más que el acceso al poder de un politicastro cínico, autoritario y vacío. Es el comienzo del fin de un sistema, zarandeado por aquellos que más se beneficiaron de su permanencia; es la implantación del iliberalismo en las instituciones; la mentira en la gobernación; el dirigismo en la escuela y los medios de comunicación; el adoctrinamiento permanente desde las potentísimas cadenas de TV al servicio del poder y el control de la población a través del subsidio y el Estado protector. Es la progresiva implantación de un neofascismo populista y arrasador de la democracia parlamentaria y representativa que no distingue entre monarquía o república, entre poderes separados o entre leyes supremas a las que someter a ciudadanos y gobernantes. Es el fin del respeto a Locke, Montesquieu o Tocqueville y el acercamiento al Estado hobbesiano del Leviatan, cuando no a Hegel y la marxistificación de la sociedad y el poder. La memoria histórica, la comisión de la verdad, la justicia restaurativa o la prohibición bajo amenaza de cárcel de los homenajes al dictador, planteando incluso el cierre de la Iglesia donde pudiera ser inhumado, sobrepasa límites razonables, incluso en una democracia de medio pelo. 

No creo resultar desmedido en lo dicho porque los hilos de este trágico gobernante los mueve un siniestro personaje, Iglesias – la otra parte de Sánchez - elaborado producto de la ultima generación de neocomunistas, cercanos al estalinismo, cuyo internacionalismo luce envoltura confusa e indeterminada de populismo bolivariano. De manera que un sanchismo, en la práctica desgajado de la socialdemocracia, con destellos sospechosos de nuevo fascismo, busca alianza con el comunismo rabioso de Podemos y logran quizá un movimiento parecido al italiano. Y claro, ello carece de reglas, principios y base de la ética social y del comportamiento colectivo. De manera que encuentran en el nacionalismo periférico, ya calado por otras versiones de populismo radical – rebasada cuando no engullida la burguesía suicida que los aupó - los mejores aliados para acabar con la Transición y su consenso; la reconciliación y sus efectos de paz y entendimiento; la Constitución 1978 y sus hermosos valores, y con la propia Nación española y su historia. Y nadie desde dentro de la otrora democrática y honesta socialdemocracia sale en defensa del legado histórico de Suresnes; al contrario, de escuchar barones y baronesas de la España plurinacional. Una aflicción de difícil evolución y cuyo resultado final perjudicará gravemente los intereses nacionales. Desastre en esta agitación del sistema que puede verse incrementado por la ayuda de las próximas elecciones andaluzas, cuyo resultado favorable a Sancheiglesias ofrece pocas dudas. De eso hablaremos más adelante.         

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