LA AZOTEA
LA DERIVA
2 de Septiembre 2018
Ya incorporada a sus obligaciones cotidianas casi toda la población,
aparece como evidente cierta resignación a un otoño político ya comenzado, complejo
y seguramente revuelto. Y la primera sensación, de esa mayoría silenciosa que
vuelve tras el pretendido sosiego veraniego, es desconcierto y algo de temor;
seguramente lo nunca percibido en las últimas siete décadas. Quizá el temor
radica en presenciar la acción de un Gobierno de aficionados en exceso
ideologizado, de muy escasa preparación política en la inmensa mayoría de sus
miembros, a remolque de la situación, sin ideas, en cambio permanente de
opinión y mucho más débil que el anterior.
Y no es por la situación económica, que aún no se ha resentido del golpe
ideológico que le espera y de la subida generalizada de Impuestos no menos
ideológica, pero de la que siempre cabe la esperanza de una rectificación o que
pase de largo al considerarse la mayoría como perteneciente a “clase media y trabajadora”;
ahí es nada la falacia. Quizá el consumo privado comience la desaceleración y
algo alarmante el crecimiento todavía sosegado del déficit y la deuda total. Y
el paro, siempre indeseable, se mantiene en niveles algo parecidos al comienzo
de la crisis. De manera que la preocupación colectiva incluso entre los
incondicionales del sanchismo – que son muchos- no proviene de la economía
precisamente, sino ya digo, de la política. Si por ello se entiende
incertidumbre colectiva de una Nación; de la que se discute hasta su propia
existencia y la Norma jurídica suprema que regula las instituciones
definitorias de la democracia y el catálogo de derechos individuales y colectivos
de sus ciudadanos.
Ciertamente, antes de la llegada de este Gobierno/basura, calificado por
los pelotas orgánicos como Gobierno/bonito, también existía un ambiente de
incertidumbre por la pereza insoportable y dañina de Rajoy y compañía. Pero
donde va a parar, porque la deriva infame de Zapatero, el gran bobo de Estado
es ahora sustituida por un zascandil más adecuado quizá, para presidir una
comunidad de vecinos y cabe preguntar ¿qué pasó con Borrell? ¿dónde está
Borrell? ¿y la hija de Calviño? tan famosa ella ¿y el silente Planas? y el gran
Marlaska? De manera que del Gobierno bonito/basura de Sánchez seguimos sin conocer
su ideología, por mucho que haga el ganso internacional visitando la casa del
comunista Allende en Chile, para decir la mamarrachada de su conversión al
socialismo con un año de edad. Espectáculos sin guion, seguramente más propios
para acercarse mucho más a Iglesias, aunque parece ignorar el mundo de
diferencia entre el comunismo del Dr. Allende y el del zarrapastroso de su
socio de gobierno. Y para qué hablar de su tan desconocido como exigible
Programa de Gobierno. Ellos hablan de más justicia y solidaridad, europeísmo,
feminismo y sostenibilidad y quizá pendiente de algún añadido de la
Vicepresidenta. No tiene, ni falta le hace, estando Podemos con programa no de Gobierno
sino de Estado y de sistema. Es una burla en toda regla. Sin embargo así lo
establece el Artículo 99,1 y 2 de la CE, lo que hace plantear dudas más que
razonables sobre la permanencia ilícita en la Presidencia, sin convocar
elecciones. Aunque convocarlas, dice la estadista Calvo, sería perjudicial.
Y ya ven, todo lo astroso que quieran, pero Iglesias tiene influencia
capital en la acción de Gobierno, aun sin presencia en los medios, porque su
semilla ha fructificado mucho más de lo que definen las encuestas. Miren, el
pacto entre estos sujetos algo peligrosos y bastante dañinos, quizá podría
resumirse así: hay que desenterrar a Franco para poder enterrar la
Constitución. Para ellos la Constitución no dio puntilla mortal a la dictadura,
ni supuso un punto de reconciliación sin ruptura, sino un apaño entre clases
dominantes en el que participó el PSOE. Pecó pues el socialismo de
colaboracionista con las fuerzas reaccionarias. Pero ahora, el sanchismo, lo
liberará de tal desafuero colaborando en una nueva era que necesariamente pasa
por sacar la momia de Franco del Valle de los Caidos; al fin y al cabo allí fue
enterrado en el inicio de la Transición como símbolo de concordia. Y el propio
término Transición, tan exitoso durante cuarenta años, ha pasado a ser
considerada expresión museística de la extrema derecha. Ahora, los nuevos mitos
que deben encaprichar al gentío los dicta TVE que explicará a través de
Telepartes lo necesario a conocer por la “ciudadanía”.
Mientras, a este pobre Gobierno se le escapa la situación de las manos.
No sabe qué hacer con el golpe de Estado catalán, progresivamente encanallado e
irreversible, con unas Fuerzas Armadas contemplando impotentes la burla
constitucional que impide incluso que su Jefe Supremo pueda ejercer las
funciones propias en tierras catalanas. Y todavía se especula nuevamente como acto
de valentía, la aplicación del ineficaz artículo 155, cuando es el 116 de
aplicación ya tardía y el recuerdo de plena operatividad del artículo 8.
Cataluña no tiene un problema político con España a resolver dialogando, sino
un gravísimo problema constitucional a resolver a corto plazo con jueces y
Guardia Civil. Y los independentistas vascos a la espera, haciendo planes para
engancharse a la deriva catalana. Ahí tienen a Otegui y sus socios del PNV en
alianza preparatoria de un nuevo Estatuto, haciendo declaraciones previas del
diálogo con el Gobierno, empezando por demoler el Valle de los Caidos que
solicita el dinamitero portavoz Aitor Esteban. El Gobierno, se prepara para
resistir ocupando hasta el ultimo reducto de donde sus militantes puedan
obtener beneficios económicos y ya no siente pudor antidemocrático de querer
anular el Senado – se opone a la soberanía nacional dice la estadista Lastra- o
de gobernar alocadamente mediante Decreto Ley. El Gobierno está en plena deriva
autoritaria.
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