La Azotea
LA CHARLETA
19 de Mayo 2017
Pues como dicen algunos comentaristas, hay que reconocerles,
al menos, el valor de salir a los medios para destruirse entre ellos. No digo
lo contrario pero en su caso pondría de manifiesto la extraordinaria liviandad
de estos tres profesionales de la política indecente. Y lo dramático es que
cualquiera de ellos podría llegar a Presidir el Gobierno de la Nación; por las
urnas o bajo la mesa del acuerdo más o menos honorable. Y eso, pone los pelos
en punta y los nervios a flor de piel. Porque la primera reflexión sería si el
socialismo hasta ahora democrático no cuenta entre sus afiliados, militantes o
afines alguien con sustancia de Estado, con altura en el decoro intelectual, la
decencia y la sabiduría necesaria para ponerse al frente de tan apasionante e
histórico desafío. Este socialismo venido a menos en su grandeza y a más en su
simpleza ideológica no puede entregarse a líderes tan inútiles para la Nación
como destructivos para una socialdemocracia de progreso y avance en la
libertad. Pero eso no es elucubración porque parece sí puede entregarse, con el
lamento de tantos demócratas, liberales o no, simplemente de creencias
centradas y capaces de concebir una sociedad más justa o menos injusta, pero
más igualitaria en las oportunidades, donde el acuerdo para gobernar se haga
desde una base de entendimiento, respeto y sabiduría suficientes para
establecer pautas civilizadas y duraderas que hagan posible el bienestar
colectivo.
El debate, es verdad, servía para conocimiento de militantes
y votantes en la designación del nuevo Secretario general del Partido. Pero el
resultado nos afecta a todos, militantes o no. Y afecta también a nuestros
socios europeos en momento de transición hacia una Europa trastocada por el
Brexit, la aparición de populismos neofascistas de la extrema izquierda y
derecha y la presión migratoria en sus desdibujadas y muy permeables fronteras.
Es decir, en el momento de requerir definiciones firmes, implantar liderazgos
claros y plantear metas colectivas más allá de Tratados, cancillerías y
burocracias paralizantes.
Penoso el espectáculo/charleta, desigual en sus formas y en
su fondo de una y de otros. No me atrevería a redactar una crónica de lo
sucedido porque muchas, algunas valiosas, han circulado en los medios. Solo
fijarme en aquello de más relevancia que a mi juicio resalta de este
desquiciado proceso de primarias selectivas. Inicialmente diría que el trío
despedía un fuerte olor a naftalina política, desde lo antiguo a lo vetusto,
desde el lenguaje vacío, cuando no orweliano, al estúpido y hortera de género,
masculino y femenino sin tregua. Pero los tres coincidiendo en su odio radical
al PP y lo que llaman la derecha, su reforma laboral y el intento de introducir
una moderada Ley de educación que ponga
fin al monopolio estéril y retardatario de la izquierda.
Lo demás, pura bazofia con variaciones sobre un mismo tema y
en función de sus respectivas parroquias. Resaltaba la figura instrumental del
pobre Pachi, el malacara, en el papel de madre/padre superior/ra, intentando
hacer florituras en la intermediación de la nada; y su momento de gloria, al
preguntar a Pedro con insolencia de nacionalista amateur, si sabría definir lo
que es Nación. Y Pedro se metió en espinoso jardín con lo primero que encontró
a mano; cuando puestos a teoría política podría haberle citado a Sieyès cuando
definía la Nación como “cuerpo de asociados que viven bajo una ley común y
están representados por la misma legislatura” y dejar que el pobre Pachi lo
desmenuzara. Pero no, porque interesaba escuchar de forma cansina y reiterada
en todas sus intervenciones, el reproche del estadista sobre la abstención para
dejar gobernar ese enemigo común llamado PP, del que hay que rescatar al
socialismo. Pachi también considera un error la abstención, aunque antepone su
progresismo, su socialismo clásico, antiguo, vacío y regresivo en economía, aunque
moderado en la formas, sin saber muy bien para qué.
Y Susana, pues como siempre. No se atrevió a levantar la voz
porque apenas tiene algo que decir, salvo reprochar a Pedro que el problema es
él, tomando en cada momento la idea que le conviene, aunque no sea voluble, ya
ven. Y dale al PP “que tanto sufrimiento ha traído a los españoles” porque es
un Partido “tóxico e infame” dice, sin sufrir subidón de vergüenza, quien
gestiona el mayor estercolero político de la Europa democrática desde hace
treinta y cinco años. Aunque eso sí, adelantó algo de su programa para una
sociedad peronista: la inclusión social como cuarto pilar del Estado de
bienestar. Tan brillante y oportuno como su propuesta sacada al día siguiente y
que se ha convertido en viral: créditos sin interés a estudiantes a devolver
cuando triunfen. La pobre no sabe que eso se hacía ya en tiempos de Licinio de
la Fuente al frente del Ministerio de Trabajo; yo mismo recibí uno para
terminar mi licenciatura. Y a eso sus colegas Pachi y Pedro le llaman “liberal”.
Ya ven la claridad de ideas de estas lumbreras.
De manera que el domingo se elige entre lo malo y lo peor. Me
quedo con lo malo porque lo peor puede mostrar como el inservible para los
españoles, pero clarificador debate, deviene
en debacle nacional. Me quedo con Susana que dice ser la izquierda útil. Al
menos no resultará inútil en momento de alto riesgo nacional, con la economía
que se sale, pero con el Gobierno y su Partido en los juzgados, asomados al
abismo del desprestigio y la paralización; el nacionalismo catalán en el reto
chulesco de su desafío; los Presupuestos sin aprobar; C´s sin Partido, ideas, ni
liderazgo. Solo Iglesias es el que acera su genio leninista y el inevitable
programa de sangre, sudor y lágrimas; es el comunismo, Susana, lo tóxico e infame
y además en la segunda de las acepciones RAE. Pero ya ven, si triunfa Susana ya
digo, malo, tendrá que radicalizarse aún más por aquello de integrar a todos y
todas. Si gana Sancheiglesias, peor, porque enemigos seremos todos; todos los
que amamos la libertad.
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