Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

miércoles, 15 de febrero de 2017

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea

FINDE  FELIZ
15 de febrero 2017

   
    Menudo fin de semana de jolgorio partidista y además partidario, en la pretensión común de hacer de la política puro espectáculo. Animado sí que estuvo y desde luego ellos, todos, se lo pasaron mucho mejor que nosotros, espectadores hasta el moño de tanta frivolidad banal en la política, con cargo a la esperanza de quien se encuentra obligado a confiar su destino a los investidos como administradores y guardianes. Ellos, como era casi de esperar, más preocupados del juego macabro de la apariencia, la figuración y la imagen que aprovechar para poner en común ideas, trazar caminos y proyectar certidumbre sobre un futuro no tan rutilante como estúpidamente pretenden proyectar. Y qué quieren que les diga pero las tres reuniones del pasado finde, me hicieron recordar famosas y concurridísimas concentraciones aquí y otras latitudes, en regímenes diversos y contrapuestos. Al fin, todas ellas venían a significar autoafirmación de ideales y aclamación a la jefatura. Y fíjense qué cosas, las tres coincidentes en Madrid, en fecha y casi en el contenido de los discursos. Es verdad que la democracia española no está para crítica tan descarnada o en apariencia indolente. Siempre resultará  más atractivo y políticamente correcto, confiar en la bondad de los dirigentes, la fortaleza de las instituciones o en la suerte que no puede abandonar a pueblo tan imaginativo, siempre dispuesto a solventar las dificultades, aunque sea a costa de eliminar al contrario o al mensajero incordio.

    Pero ahora, a pesar de la más que aparente explosión económica, es la Nación y su democracia la que está en riesgo y no debe permitir los devaneos de su clase política en ejercicio perseverante, tenaz y estructuralmente agudo de estupidez colegiada, en coro de nadería, estulticia y desafino estruendoso. Ya ven el Partido del Gobierno, coexistiendo con un sistema de Seguridad Social incapaz de financiarse con las cuotas y cuyo remedio quizá lo encuentren en emitir deuda o subir impuestos, o ambas cosas; un Estado elefantiásico, ingobernable, de imposible financiación, troceado en entes administrados mayormente por una clase política codiciosa, soberbia y trincona que será sostenible, también, con más deuda o impuestos, o ambos; con sistema educativo y universitario – ya me dirán de qué sirve a Andalucía tener diez Universidades públicas- y no digamos la investigación, tan mejorables como la sanidad y tan descapitalizadas como la Defensa o las infraestructuras, que no lo duden, saldrá adelante con más madera de deuda e impuestos. Y para qué hablar de la justicia y su infame politización, con los Pujol en la calle o el desmantelamiento de la corrupción andaluza. Pues ya ven, era de interés debatir sobre si gaviota o charrán o la acuciante necesidad del alquiler de vientres o los cargos de Cospedal. Porque el PP, aunque llevaba cinco años desde su última concentración, continúa en la liquidez ideológica y sigue creyéndose derecha e izquierda, liberal/conservador y también progresista/reformista; laico y humanista cristiano; defensor de la familia y de la asfixia LGTB. Es todo, gobernado por Rambojoy que lleva cuarenta años, pero dice aguantará más porque “todavía no ha dado todo lo que puede”. Pues verdaderamente es la única esperanza de continuidad del sistema. O él o el caos.

     Es nuestra única salvación posible, porque Ciudadanos está en observación desde la  finta del liberalismo sobrevenido. Mucho liberalismo low cost pero en Andalucía continúa en manos de un tal Marin, con el agradecimiento compinchado e infinito de la reina del Sur. Menudo liberalismo de mercadillo. Y si nos referimos a la fiesta fin de semana de los comunistas, pues no creo nadie esperara algo más, porque a mí me importa una higa si Errejón o Iglesias; ambos, en la calle o en las instituciones, solo pueden helarnos el corazón. Y menos mal que los socialistas no celebraron congreso, aunque sí hubo anticipo en la fiesta colorida e insípida de Susanaperón. Otra a la que habrá de desearle suerte porque la lucha final a cara de perro será entre ella y el conglomerado Pachisanchez: la elección no debería tener duda, pero vaya usted a saber. Un horror. Y pronto, nos anticipan debate sobre los restos de Franco, la zapateril memoria histórica o la necesidad de miles de intérpretes para salvar el trabalenguas pretendido en la España progresista que nos desean. Qué suerte con estos robaperas.   

    Aquí ninguno de los actores profesionales ha planteado de forma abierta y contundente las medidas a tomar caso de persistir la rebelión catalana, cada vez más cerca en ese proceso diabólico comenzado en 1979, apaciguado tras el intento de golpe de Estado – ahora hace justamente 36 años- y en plena e imparable ebullición. Y muchos, incluso, alabando el párrafo etéreo del presidente del Gobierno que en despliegue de valor, llegó a conectar consulta con independencia o secesión, y alzó ligeramente la voz para decir que nunca negociará la soberanía nacional. Pues menos mal porque algo así estamos hartos de oírle y lo que deseamos es saber cómo se contiene la marea del independentismo nacionalista burgués, corrupto y enloquecido, aliado a la extrema izquierda revolucionaria y disolvente. Porque hasta el momento pudo comprobarse que los reproches contenidos en los dictámenes de la Abogacía o del Consejo de Estado, de los Tribunales de Justicia o del Constitucional, solo sirvieron de guía justamente para su burla. Si la Constitución hace años dejó de regir en Cataluña, al Presidente del Gobierno debió oírsele no las medidas exactas a adoptar – que las supongo contenidas en protocolo de Defensa Interior, o no - sino invocar los recursos contra la involución contenidos en la Constitución y su aplicación directa, tenga o no desarrollo, de acuerdo con los artículos 155.1 y 2, el 116 y si fuese necesario el 8.1 Y desde luego, las del Código Penal vigente sobre los delitos de sedición, rebelión y desobediencia desplegados a partir del artículo 472. Pero no se desasosieguen, los militantes y militantas – faltaba más - de éste, de aquél y del otro, pasaron un alegre y democrático finde. Pues que bien.               



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