A CUATRO DÍAS
Acepto como mal menor, una
campaña que a la mayoría aburre pero que al menos permite el conocimiento de
aquellos arrivistas acercados al mantel de la cosa pública, con más ánimo para
el acaparamiento personal que de servicio. Si alguno de ustedes tuvo
curiosidad, buscó entretenimiento o mostró simplemente interés, por hacer el
seguimiento de estos días previos a las elecciones andaluzas, habrá quedado
algo preocupado. Sí, preocupado porque parecía que la temporada de mareas,
ocupaciones de plazas, protestas poco pacíficas con rodeos incluso de
parlamentos, es decir de protesta y encanallamiento colectivo, podría haber
servido a políticos profesionales, ocasionales o aspirantes, para cuidar el
lenguaje o evitar decir estupideces sonoras que degradan la democracia hasta la
alcantarilla de lo vulgar, cuando no de lo zafio. Pues no, ya ven.
Claro, no todos están en ese
nivel de comportamiento o en esa exposición de interiores que no muestran sino
vaciamiento intelectual, y desde luego miseria moral. Aquí y ahora, en
Andalucía, hubo dos políticos que se han mantenido en posición de decoro y
limpieza. Otra, que a pesar de ocupar el vértice institucional y de brillo
otorgado por voluntad de la Constitución, ha machacado hasta sus propias
ambiciones. Y un tercero que no aguanta ni un minuto más el mantener oprimidas
sus vísceras totalitarias.
Juan Manuel Moreno Bonilla,
aspirante del PP, pertenece por mérito propio al primero de los grupos
señalados. Ha pasado por dos debates difíciles, muy rígidos en su formato, que
ha superado por goleada. En el primero de ellos, los comentarios generales no
pudieron ser más elogiosos y en este segundo, ha sido arrollador en sus
planteamientos, frente a una rival empequeñecida por su pertenencia durante los
últimos veinte años a una élite política extractiva que ha saqueado nada menos
que treinta y tres largos años material, concienzuda y sistemáticamente, los
recursos disponibles en el sector público andaluz. Moreno ha mostrado su
cortesía y buenas formas, planteando propuestas regeneradoras y vivificadoras –
como el desaforamiento de los cargos públicos-
de un sistema tan corrupto que ha conseguido pueda ser contemplado sin
azararse, un decorado de democracia formal que tapona la realidad de un régimen
más cercano al PRI que durante setenta años mantuvo México a nivel de mera
subsistencia. De Moreno me ha sorprendido su madurez, buen sentido, moderación
e ilusión en lo que manifiesta. Pero creo él conoce tenerlo casi imposible, no
solo por la dificultad de conseguir los votos precisos sino porque de alcanzar
el poder, la trama de corrupción es tan espesa que allá por donde comience a
levantar y reparar, provocará daños a intereses muchas veces legítimos y a
sectores que de buena fe han participado del festín. Las resistencias serán
poderosas y a veces desilusionante comprobar como hacer justicia puede provocar
injusticia. Desmantelar el régimen andaluz no durará una legislatura sino una
generación.
En cuanto a Maillo, sorprende
tanto sus buenas formas que vuelca necesariamente la simpatía a escuchar con el
mismo respeto sus propuestas. El problema en mi opinión, su clara militancia en
la obediencia comunista que lo aparta naturalmente de quienes amamos y
defendemos la fórmula libertad y progreso como objetivo y fin del sistema
político. Su defensa de una banca pública- que no el retorno al sistema de
Cajas – merece una crítica serena, tanto como el planteamiento. España ya vivió
una etapa brillante con Banca pública en manos de las mejores cabezas económica
de la época, como mi maestro R. Martínez Cortiña. Tras el descamisado Lara, es
un placer escuchar un comunista civilizado como Maillo, aunque estemos en las
antípodas del sistema que defiende.
Por el contrario, la intervención
de Monedero en Linares, cabeza del amplísimo socialismo giennense pastoreado
por el imputado Zarrías, el zar, pone los pelos de punta. Cita a la presidenta
del FMI, blasfema sobre sus palabras y la invita a morir para “dar ejemplo”. Es
decir, deja entrever el trato que podría recibir cualquier disidente de su
sistema de checas del horror que prepara para esta desgraciada Nación. Esta
invocación a la muerte deseada, más propia de estalinistas, nazis o los
millánastray, nos pone al descubierto el totalitarismo que gana terreno en la
universidad española de manos de estos comunistas violentos, incultos,
fanáticos y desarrapados que inundan el sistema democrático y que terminarán
por arrumbarlo. ¿De qué ciencia política da clase este maestro ciruelo del
terror, el engaño y la dictadura? Que se marche a Venezuela, con escala en
Cuba, a seguir impartiendo clases de miseria y recibir el salario del miedo,
pagado con el dinero que roban al pueblo.
Y la pobre Susana, todo un
espectáculo cutre y del peor folclore barriobajero de canal sur. Quizá sus
numerosos edecanes, bien pagados con dinero público, le habrán advertido como
su función histriónica de la otra noche, fue una buena interpretación que quizá
superaran los Morancos en uno de sus populares personajes, o la pantoja y la
historia de su madre. Con el uniforme de campaña, su deseo de mandar, hacer
hablar y callar a los demás, desencajada, nerviosa y ordinaria, invocando en
vano el nombre de Andalucia. Todo el repertorio de lo no deseable, máxime
cuando lleva dos sesiones penosas. Un desastre porque muchos llegamos a pensar
en sus posibilidades de pacto con populares o de llegar a la candidatura para la presidencia del Gobierno de España.
Le falta nivel, formas y humildad. Le sobra soberbia y ambición. Ha marcado
mucha distancia personal con Pedro Sánchez. Ha quedado invalidada incluso para
representar al Estado en la Comunidad Autónoma. Pero la votarán. Pues eso.
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