Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 21 de agosto de 2014

OTRAS OPINIONES. EL MUNDO DE BALEARES

SOPLONES
José Luis Miró 
Redactor de El Mundo
21 de Agosto de 2014

Las dos maneras de corrupción más comunes en España son la adjudicación a dedo y, en el caso de que la cantidad no permita lo anterior, el amaño de concursos públicos. Esta segunda es bastante más peligrosa y compleja porque exige la implicación de un mayor número de personas entre altos cargos que dicen sí a todo para hacer la pelota al jefe y funcionarios caraduras que aseguran cumplir órdenes con una pinza en la nariz.
Al final, como se ha visto en todos los asuntos que han supuesto el desmantelamiento de la banda criminal de UM (con ese impagable contable chivato que es agredido en plena calle, al más puro estilo Chicago) y los que tienen permanentemente contra las cuerdas al PP de Baleares, es muy difícil que no se escape un papel o aparezca algún antiguo protegido dispuesto a traicionar la confianza del líder, a soltar la mojarra, como ahora Aina Castillo por Son Espases o en su momento Miquel Nadal por Video U.
La figura del delator es un clásico de la antigüedad que debería disuadir a los corruptos, pero está visto que la codicia es un impulso incontenible para una gran cantidad de políticos, convencidos de que se puede ejercer el magisterio del cohecho desde la impunidad e incapaces, por tanto, de prever que su absoluto desconocimiento de la naturaleza humana -tu quoque, fili mi!- quedará en evidencia cuando las cosas vengan mal dadas. Matas fue muy ingenuo, y sobre todo muy soberbio, al pensar que sus antiguos colaboradores se hundirían con él sólo por el placer de compartir su mismo destino. El juez Castro acertó en su famoso auto del «hágase» al describirlo como un personaje endiosado, desapegado de la realidad. El ex presidente balear, que sigue sin entender nada, no se pregunta hoy, en su fría celda segoviana, cómo Aina Castillo ha podido revelar los secretos inconfesables de Son Espases a la Fiscalía Anticorrupción, sino en qué estaba pensando cuando la eligió para formar parte de su camarilla.
Baleares, con todo, no demanda un nuevo gran caso de corrupción. La prueba es que la noticia más leída ayer en este periódico era la protesta de una asociación de la tercera edad por el posado de unos tipos desnudos en la portada del programa de fiestas de Puigpunyent. La gente, por alguna razón, ya no se excita con una confesión ni por volver a contemplar el mecanismo perverso del poder. Y lo comprendo. Son Espases es Can Domenge, y es Palma Arena, y es el cuento que ya nos sabemos: prevaricación, sobornos y testigos arrepentidos que confiesan para salvar sus traseros. Un guión demasiado trillado como para suscitar a estas alturas el interés de la audiencia.

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