Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

viernes, 11 de abril de 2014

La Opinión de Javier Pipó


EL DECRETILLO
Javier Pipó Jaldo

Hoy aparece en el BOJA, campo de tantas batallas inútiles al progreso, un Decreto de la Presidenta de la Junta modificando el orden competencial de la camarada Consejera de Fomento, que traslada a la de Hacienda, gloria pasada de la Intendencia necesaria y del descontrol consentido.

Que quieren que les diga, no me interesa el contenido del que será famoso Decreto sino su oportunidad. Me interesa el metadecreto. Y claro, soy consciente que dicho así lo  devalúo y no le doy más rango que decretillo, dentro de ordenamiento jurídico tan ancho como un océano que acumula la metajunta en más de treinta e incansables años.

Y lo digo sin alarde de finura analítica, sino como espectador descreído y curado de espantos y pantomimas.

Miren, Andalucía tiene una historia que apabulla, una riqueza monumental realmente notable, es destino turístico para millones de personas que gozan de un clima privilegiado y unas gentes alegres e intuitivas a las que educaron para confiar solo en el Estado. Este será el que resuelva en última instancia sus problemas y para eso nada mejor que una pasada por la izquierda, más larga que por el franquismo. Sus habitantes representa el 18% de la población nacional, aunque su PIB no llega al 14% a pesar de ocupar el tercer lugar en cuanto a magnitud total.

Pero el problema dramático se hace evidente cuando se indaga en cifras concretas. ¿Quiénes trabajan en Andalucía? Porque si las últimas cifras de trabajadores en alta en el sistema de Seguridad Social no llega a 2,700.000 y el de parados está tocando la cifra de  1,500.000 personas, pues no se sabe como cuadrar una cosa y otra, sobre todo si pensamos que sumados este numero gigantesco de parados con el total de pensionistas, exclusivamente jubilación e invalidez permanente, otros casi 1,500.000, da una cifra superior a los ocupados legales. Pues ya me dirán porque empleados públicos, la mayor parte de los casi 800.000, son laborales una vez descontados los funcionarios y en consecuencia se supone que en alta.

Las cifras impresionan y preocupan porque si alguien debe ser objeto de ley de dependencia, esa es Andalucía. Y ojo, el paro se multiplicó por tres en diez años y el PIB descendió en 2013 el 1,5%.

Y ahora aparece el decretillo de una Presidenta en plan estadista que nos exige la lealtad al imperio de la ley y se lo exige a quienes la Constitución es solo un punto de referencia desbordable cuando no alcance las expectativas de quienes continuamente la zarandean por burguesa y neoliberal, lejos de los intereses de las capas populares, que diría Cayo Lara.

Y lo exige ella, que ha estado en la pomada de la corrupción de los últimos años de Chaves y Griñán pero cuya Administración heredada de todos los anteriores ha representado el mayor foco de corrupción de Europa meridional, en cuyos mentideros siempre, desde hace muchos, muchos años, se consideraba incompatible legalidad y eficacia. No debe ponerse tan seria y solemne para este acto histriónico de gobierno aparente.

¿Que debemos felicitarnos porque se exija el cumplimiento de la Ley? Sin duda y nos alegramos de su energía y determinación. Pero ni un minuto más. Sin aspavientos, sin actos preelectorales. Con claridad y transparencia por si todo obedece a una partitura común y compartida.

De manera que Andalucía necesita en esta hora clave de su historia económica y social, de cierto dramatismo, una conjunción de esfuerzos entre socialdemocracia y liberalismo, incluso un Gobierno de concentración tras unas elecciones urgentes.

Y no siga Señora Presidenta, por el camino de entregarse a fuerzas reaccionarias de ideología totalitaria que aceptan el juego en la medida que responda a sus objetivos.Una vez alcanzados, ojalá nunca ocurra, ni siquiera le permitirán opinar en su régimen orweliano y tiránico.

No dicte decretillos de ida y vuelta sino normas sensatas que favorezcan el desarrollo de esta hermosa tierra que si no la California europea, al menos sea la Europa rica de la libertad, la ilustración y el progreso.   

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