Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

sábado, 9 de noviembre de 2013

La opinión de Javier Pipó

LA AZOTEA


CON LA MÚSICA A OTRA PARTE
9 de Noviembre 2013



Cuando el pasado día 7 la Orquesta de Córdoba se disponía a celebrar su tercer concierto de la temporada de abono, bajo la dirección como invitado de Joost Smeets, para interpretar la Obertura de Coroliano, el Concierto para violín de Mendelssohn y la Sinfonía nº 40 de Mozart, ocurrió un hecho significativo y premonitorio. Con la Orquesta en pie, un portavoz de riguroso negro, leyó un duro comunicado sobre la situación económica angustiosa, en que se encuentra aquélla. La causa es la reducción brutal, taimada y final de la Junta de Andalucía, en la aportación a que se encuentra obligada según los términos del Consorcio firmado con el Ayuntamiento de Córdoba para el sostenimiento del conjunto musical. Así mismo hacía un llamamiento desesperado a las autoridades municipales para suplir la parte arrebatada por la Administración autonómica. Los aficionados que llenábamos el Gran Teatro, respondimos sorprendidos y perturbados, con una cerradísima ovación de solidaridad y rabia contenida.

En estos 21 años de vida, la Orquesta que inicialmente fue dirigida por el gran maestro Leo Brouwer ha desarrollado una impresionante labor cultural, con casi 60 conciertos de media al año, infinidad de discos, promoción y divulgación de la música clásica, española e iberoamericana. Nació en época de ilusión colectiva, cuando la Consejería de Cultura aún conservaba el vigor y el rigor intelectual, producto de años anteriores de duro trabajo y el entusiasmo de jóvenes políticos comprometidos en rellenar el vacío cultural andaluz, en campos tan diversos como la museística, el libro, la arqueología, la restauración monumental y su inventario, la música, la danza o la flamencología. El resultado fue espectacular y de su magnificencia pude ser testigo privilegiado. Hoy, navega sin rumbo en un mar encrespado de burocracia corrupta, sin más estética que el chándal del compañero Chávez/ Maduro.

Y digo que el hecho era significativo y premonitorio y seguramente no erraré en el diagnóstico. Significativo, en tiempo de portavoces de una realidad cotidiana que nos martillea sin piedad con datos, cifras y circunstancias muy alejadas de los discursos oficiales del poder y de las peroratas insufribles de la oposición desnortada, que se anima en Conferencias de lo mismo. Premonitorio, porque de la debacle no asoma su fin devastador. Al contrario, parece que se autoalimenta conforme pasan los meses y la Nación va perdiendo el pulso económico, hasta la planicie de una pobreza que nadie está dispuesto a vivir pero que la percibe en las cortas distancias de cada día. Es verdad que si la situación así lo exige se habrá de prescindir de lo más periférico a la supervivencia. Pero no vemos una reducción de los privilegios, de los gastos superfluos, de la vía subvencionadora de la dependencia política, del tamaño del Estado gigantesco, glotón e inútil en su estructura, de la merma terrible e inmoral de la corrupción.   

Miren, los gigantescos presupuestos de la Junta, a pesar de su reducción, pasan desde los increíbles más de 32.000 millones de euros de 2012 a los más de 29.500 millones previstos para 2014. Naturalmente culpan groseramente al Gobierno de la Nación del ahogo andaluz tras 34 años en el poder, pero contienen algunos programas de gasto que resultan insultantes, sobre todo en sus capítulos IV y VII, a los que dedicaré un próximo comentario. Pero a la Orquesta de Córdoba solo aporta un millón de euros, cuando hace algo más de un año contaba con algo más de tres millones, ya reducidos. Claro, siempre queda el Ayuntamiento de Córdoba para completar la financiación, para eso gobierna la derechona. Naturalmente se continuará con la financiación del timo Barenboim. Sí, la Fundación Barenboim-Said, de orquesta mixta israelípalestina. De alto valor estratégico para Andalucía, que paga la gran idea del genial Maestro, también de la burla y la estafa. Pues nada, un millón y medio tras la rebaja, para que no se diga.

De la clase gobernante andaluza habría que decir con Samuel Johnson, “Que la gente vulgar exprese sus ideas, está lejos de ser cierto. Cuando lo hace, no se debe a su facilidad de expresión, sino a la superficialidad de aquéllas”. Es el triste momento.

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