LA AZOTEA
EL DERRUMBRE
18 de
Febrero de 2013
Pues no creo sea un problema de
concebir la realidad con más o menos optimismo o pesimismo. Cualquier
observador de la actualidad con mínimo criterio, mostrará su preocupación por
el extraordinario deterioro de la vida institucional y la estructura democrática
de la Nación española.Creo haberme referido en
reiteradas ocasiones a la deriva institucional a la que asistimos atónitos y
algo desorientados.
Si empezamos por la Jefatura del
Estado el espectáculo no puede ser más deprimente. Ya me dirán con qué argumentos
resulta defendible la institución. Yo mismo me he referido varias veces a las
ventajas de índole interna e internacional que la Corona representa como país.
Durante muchos años ha personalizado y mostrado la mejor marca “España”,
equiparable a las modernas monarquías europeas, ricas, democráticas, inclusivas
y amantes de la libertad. Pero el vodebil zarzuelero, cañí e impresentable no
tiene antecedentes, salvo la Corte-meublé de Isabel II. No me atrevo a
pronosticar un arreglo o mejora de la situación. La Zarzuela ha sido asaltada
por republicanos sin misericordia que no cederán un ápice hasta el derribo de
la Institución. Seguramente están a punto de conseguirlo.
Otra institución en peligro de
derrumbe es el Ejecutivo conservador y su Partido. Es verdad que los años
negros del zapaterismo han supuesto el mayor retroceso colectivo, como Nación
que detectarse pueda en la historia de España. Han sido los años penosos del
relativismo ideológico, moral e histórico, probado como programa de gobierno y
experimento sociológico. El resultado ha sido devastador, letal. La terrible
crisis económica aliada con la desoladora herencia, está llevando a la Nación a
un grave sonido estertóreo que hiela el sentido. ¿Y que hacen estos del Gobierno,
enredados en corrupciones infinitas, desbordados y superados por ellos mismos?
Hacen muy poco y lo poco que hacen lo rectifican avergonzados. No tienen
proyecto y la pobre guía que manejan no es capaz de mostrar un índice. Son
reformistas a medias con pretensiones regeneracionistas. Pero no regeneran
nada. No son capaces ni de argumentar contra la oposición de la izquierda o
extrema izquierda que ya al comienzo de Legislatura se juramentaron en el
derribo del Gobierno Rajoy. Bajan la cabeza y asienten y huyen despavoridos.
Están a punto de tirar la toalla.
Fíjense en la pobre reforma de la
Administración local que nos proponen. Mientras Europa ha disminuido casi a la
mitad sus entidades locales, aquí no se toca ni el número, a pesar de la
promesa, porque claro de esa forma justifican la existencia de las
Diputaciones. Las Instituciones más inútiles y costosas del entramado político.
Cuestan 27.000 millones pero proporcionan la pitanza de miles de cantamañanas
de los partidos, de todos los partidos. Y se limitan a darnos un porcentaje engañoso
sobre los
que no cobrarán o sobre lo que cobrará el resto. Que nos digan una sola
competencia de una Diputación cualquiera que no pueda ser residenciada en el
propio Ayuntamiento o en la Comunidad Autónoma. ¿Cómo se puede ser tan
descarado?
¿Y qué pasa con la Ley Electoral?
¿Y que pasa con el Consejo General del Poder Judicial? ¿Y con la TVE? ¿Y cuando
impugnaran la resolución del Parlamento catalán? Así podríamos seguir
preguntando sin hallar respuesta. Pero mientras, crece y crece el número de
parados. En Cádiz puede llegar al 60% de la población. Si descontamos los
empleados en el sector público y los pequeños negocios de los que trabajan en
el sector público por la mañana ¿quién produce y crea riqueza en Cádiz, en
Andalucía, Extremadura o España? Seguiremos escuchando el mismo
canto de la solución a la vuelta de la esquina. Pero mientras, esto se
derrumba.
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