LA AZOTEA
REFLEXIONES DE VERANO ( y
II )
6 de Agosto de 2021
El
Jefe de la partida sanchista y mayordomo incondicional del comunismo
castrobolivariano ya dió por terminado el llamado curso político y se dispone a
disfrutar unas vacaciones reales en aposentos de reyes, solo al alcance de los
privilegiados guardianes del Estado. Pero él cree le corresponde, y se permite
gozar del fuero aun cuando su mayor esfuerzo consistió durante doce meses en
tratar de destruir el Estado mismo. Bueno ya se, el Estado configurado en la
Constitución de 1978, que también pretende y va consiguiendo desdibujar hasta
reducirla a la insignificancia en el ordenamiento jurídico.
Miren,
la situación no parece pueda ser diferente celebradas elecciones por
agotamiento de Legislatura. Quizá se celebren, pero den por seguro volverá a
ganarlas porque nada se ha resuelto del programa de demolición, seguramente por
influencia decisiva tanto social como económica de la pandemia. Y ya pueden
imaginar si las perdiesen. Sería imposible un Gobierno sostenedor del orden
público y que intentara derogar la basura jurídica introducida en el
ordenamiento, con urgencia sistemática, a base de decretazos que ya
resulta incongruente con la razón y desde luego con el marco constitucional vigente.
De ahí la urgencia por conquistar el Tribunal Constitucional o sencillamente hacerle
desaparrecer para convertirlo en Sala especializada del Supremo. O cómo podrían
reconducir los asaltos al Poder judicial en todos los niveles de la
jurisdicción, incluyendo los ataques al prestigio de sus Juzgados y Tribunales.
Los constitucionalistas deben mantenerse firmes en la no renovación del CGPJ
hasta obtener la seguridad del cumplimiento estricto del artículo 122,3 CE. La
Ley de 1985 y su reforma de 2013 responden a tiempos de una creencia compartida
en el sistema democrático. Ahora, el sanchismo no cree ni en la Corona como
piedra angular de la construcción constitucional y de acuerdo con sus socios no
cesa en desprestigiar con descaro y arrinconar con desprecio la figura del Jefe
del Estado.
Claro,
es el Partido Comunista y sus confluencias territoriales, el sustentador del
entramado sanchista. Y ello resulta tan insólito en las democracias
occidentales, a pesar de la crisis del pensamiento y las ideas políticas, que la
presencia en el Gobierno como Secretario de Estado del propio Secretario
General del PC, conocido leninista y agitador internacionalista E.Santiago, nos
hace retroceder sin duda muchas décadas en el prestigio internacional, en la existencia
de un homologable sistema democrático de representación, imperio de la ley y
separación de poderes, amén de garantía en el mantenimiento del sistema de
libertades individuales y colectivas. De manera que cuarenta y cuatro años
después de su legalización, el PCE ya está en el Poder y dispuesto a continuar sosteniendo,
como ideología, esa historia centenaria de totalitarismo, delación, sangre y
miseria, antidemocracia e iliberalismo. Ahora en el poder, reparten pasaportes
democráticos, definen la ideología oficial, condenan la discrepancia y preparan
tribunales de la verdad, en un espectáculo chusco de comedia impresentable
haciendo desaparecer a Iglesias y permaneciendo un ramillete de cinco ministros,
a cual más sectario e inútil.
El
resto de los socios constituyen un mosaico de aventureros tan peligrosos como
traidores a cualquier idea de España y su sistema constitucional. Y ya se de la
existencia de amplios sectores de la sociedad burguesa que aun creen en la
existencia de un sistema democrático consolidado donde se alterna la derecha y
la izquierda capaz de soportar las matanzas de ETA o la corrupción más abyecta
y casi generalizada, como la andaluza que ha implicado altísimos niveles del
Gobierno y el PSOE. Y en efecto resistió y no poco tiempo, hasta la llegada al
poder de ZP y Sánchez, dos personajes que protagonizarán parte de la Historia
negra de la España del siglo XXI. Siempre acompañados de nacionalistas
desleales a la CE a pesar de los pactos con izquierda o derecha por ejemplo en
1993 o tres años después. A mayor acercamiento, llamado encaje, mayor
distanciamiento, llamado traición. Como esa Declaración en 1998 de PNV.
Convergencia y BN Gallego, solicitando el Estado plurinacional. Y ese mismo año
los valientes gudaris del PNV y EA firmando el pacto secreto con ETA y con EH,
comprometiéndose a dar pasos hacia la autodeterminación y creación de un nuevo
Estado dentro de la UE, conformado por los seis territorios de la comunidad natural
de Euskal Herria. O los gallegos del Bloque instando la base confederal del
Estado configurado por las cuatro naciones gallega, vasca, catalana y española.
O el descaro del nacionalismo secesionista catalán, iniciado por Pujol – con
protección e impunidad estatal – y continuada por los actuales personajes, en
burla continuada de los Tribunales, indemnes de sus fechorías y envueltos por
la izquierda radical, en espiral alocada y de impredecibles consecuencias.
España
se encamina hacia su insignificancia como Nación y empobrecimiento a medio
plazo, dentro de una UE desorientada y en busca de su horizonte en el orden
mundial. El Estado apenas tiene presencia en los territorios donde impera el
nacionalismo secesionista. El Gobierno felón del sanchismocomunismo ofrece
relaciones de bilateralidad y competencias que jamás deberían ser cedidas
porque harán imposible la urgente necesidad de reforma constitucional y el
sistema de financiación. Pero el sanchismo no pasa de sistema de resentimiento y
en consecuencia de división explosiva entre ciudadanos y territorios.
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