LA AZOTEA
LA DESESCALADA CONSTITUCIONAL
6 de Junio 2020
Ciertamente, haberse constituido en
opinador por devoción de la vida nacional, tiene el riesgo como ahora, de no
saber por dónde empezar a decir. Son tantos los acontecimientos y tan estremecedores
en su alocada sucesión que hay que tener mucha afición para escribir y no
sufrir un pasmo ansioso o miedo irresistible. No dudo aún del dicho de
Tocqueville cuando refería que la Constitución puede variar, pero en tanto
exista es origen de todos los poderes. Desde esa perspectiva, debería militar
en primera fila de la mejor, más sensata y razonable tranquilidad, sin para
nada dudar del desarrollo pacífico y fértil de la Constitución de 1978.
Pero con Sancheiglesias, esa extraña
y peligrosa pareja de gobernantes que empiezan ya a inquietar en las
cancillerías de los países aliados y amigos, es imposible mantener la
tranquilidad democrática que dan los sistemas consolidados de libertad. Y ello
porque Sanchez y su jefe político Iglesias, han creído y ahora pretenden hacer
creer a la Nación que la potestad constituida que representan y lideran, les
legitima para convertirla en potestad constituyente. Y en eso están. En un
programa de cambio por fases, con las libertades reducidas, que despliega sobre
plano el maestro interino Iglesias, como si estuviera en un Seminario de la
Facultad.
Y es programa exigente y no admite
interrupciones ni interferencias. En sí misma, la Constitución es el primer
obstáculo. Porque define la Monarquía parlamentaria como forma política del
Estado, y eso representa un sistema inadmisible para cualquier comunista; con
mayor intensidad para el comunismo zarrapastroso, miserable, reaccionario e
inútil que encabeza Iglesias. De manera que, de una parte, el Rey es Jefe del
Estado, aunque solo sea como símbolo de su unidad y permanencia,
representándolo en las relaciones internacionales y siendo titular de la Corona
que además es hereditaria, ya ven fuera del control de ese ansiado centralismo
democrático al que nos vamos acercando. Y aún peor, ejerce el mando supremo
de las Fuerzas Armadas. Resultando pues de urgencia, desmilitarizar y purgar la
Guardia Civil, esa fuerza reaccionaria al servicio de los terratenientes. En
consecuencia, el Rey es valladar por eliminar, aunque en la fase 1 de la
desescalada, baste con aislarlo y desprestigiarlo lenta pero inexorablemente,
empezando por despenalizar los delitos contra la Corona.
Luego y siguiendo con el derribo de
la odiosa Constitución, vigente en lo que puede y donde puede, que además es
símbolo y representa una cobarde e inane Transición, resulta discutible si debe
ser prioritario un nuevo Poder Judicial o ninguno. Porque si la justicia emana
del pueblo es el pueblo quien debe administrarla en justicia popular directa e
implacable. Con Jueces o sin ellos, pero con sentencias cercanas o pegadas al
polvo popular del camino. Lo que no resulta admisible en la nueva normalidad
es, que un Gobierno progresista de donde emanan las normas necesarias para que
nadie quede atrás, pueda ser neutralizado por una judicatura facha al servicio
de la derecha. Y no digamos si salvado el enjuiciamiento del orden jurisdiccional,
incluido el Supremo, reduce a la nada el esfuerzo un Tribunal Constitucional al
servicio de lo mismo. En consecuencia, tanto el Título VI como el IX requieren
una profunda, eficaz y urgente remodelación.
Mientras todo ello se aproxima más pronto
que tarde, el agitprop no debe cesar sino incrementarse hasta calar profundamente
en la sociedad. El sanchismocomunismo es maquiavélico hasta en aquello de más
vale hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse; ellos hacen y nunca
se arrepienten. Al fin, como decía Lord Acton, siempre fue reducido el número
de los auténticos amantes de la libertad, aunque la mayoría cuando renuncia a
ella, siempre es por el engaño de una ilusión. De manera que mentir siempre,
hasta que parezca verdad; desfigurar la realidad; manipular la información;
acusar al que difiere; desprestigiar a quien disiente; silenciar al oponente y
ocupar el poder social hasta los últimos alveolos. Son principios
irrenunciables. Les apoya una impresionante cobertura de medios financieros y
de opinión; la intelectualidad orgánica; la más boba, egoísta y suicida burguesía
aliada a separatistas o terroristas en estado ERTE y una potente y decidida
voluntad de volver al principio franquista de Unidad de Poder y Separación
de Funciones; Montesquieu fue enterrado hace ahora algo más de doscientos
sesenta años.
No soy especialista en casi nada,
pero sí observador de casi todo. Y del Presidente del Gobierno o así - de su
personalidad política porque de la humana no soy quien para juzgarla - debo
decir y no por primera vez, resaltan rasgos sicopáticos de corte claramente
narcisista. Desde luego su personalidad no es inédita en la Historia de España
aunque resulte extravagante en época de democracia avanzada; o no es democracia
o no avanzada. Se considera así mismo hombre de Estado y en consecuencia sin derecho
a ser sentimental, como decía Napoleón. Quiere aparecer como grandioso y no
pasa de pretencioso vagando a través de una nada infinita. Siempre preocupado
por lo que considera la brillantez de su éxito y la necesidad de ser admirado,
aunque sea a través de la mentira, para construir un mundo artificial que nuble
la visión de los débiles que le votan. Es arrogante, siempre vestido de domingo,
envuelto en palabrería fácil y vacía, pero algo histriónico que deja al
descubierto una ambición sin límite y falta preocupante de ética, moral y del
mínimo patriotismo necesario.
Su Gobierno autoritario
va a más, y ojalá no llegue la aniquilación de la libertad por vía electoral.
Porque seguramente arribará un tiempo en que los abusos dejen de infundir respeto
o miedo y su ambición, de volar, para terminar arrastrada. Ahora mismo es rehén
del comunismo estalinista, totalitario y chavista de Iglesias, por lo que este
tiene asegurado su programa hasta donde la dejen y aquel la permanencia hasta cuando
pueda. Mientras, la Nación española empieza una nueva desescalada, la constitucional.
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