LA AZOTEA
EL SALVAVIDAS
26 de Mayo 2020
Pues la Nación española continúa su
marcha firme, decidida y sin tregua hacia la nueva anormalidad progresista, que
dejará orillado el periodo más largo, fructífero y esperanzado, en el largo
camino hacia la Luz de la Razón y la Libertad. Es el estrecho pasillo por donde
puede florecer la libertad si, a un lado el Estado, y, al otro la sociedad, mantienen
el equilibrio necesario y suficiente para hacer posible el ejercicio de
protección que corresponde a uno y de vigilancia de sus poderes,la otra. Por
ahora, de nuevo, el Estado intenta ganar terreno y ello como siempre es a
cambio de menos libertad. Ya sé que a muchos puede parecer exagerado o
profundamente pesimista, incluso algunos reiteraran que mejor dejar las
críticas para cuando cese la tragedia social y económica de la pandemia. Pues
no.
Porque desde la Azotea llevamos años
anunciando esta epidemia política de liberticidas incrustados en las Instituciones.
Sátrapas incultos, resentidos y reaccionarios, sin más oficio que la
destrucción de la democracia; ni más beneficio que el proporcionado por el saqueo
sistemático y cuantioso, tan impune como vandálico, de un patrimonio acumulado
por generaciones que lucharon denodadamente por construir una patria común en
progreso civilizado y culto. Ahí tienen la impunidad de los Pujol o el indemne
saqueo andaluz. Y si España era el problema, el espacio europeo sería la
solución y la esperanza, al creer imposible, tras la caída del Muro de la tiranía,
nuevas apariciones de la bestia nazi /comunista o del fascismo, salidos ambos
del mismo tronco irracional, podrido, inútil y totalitario,
Pero ya vemos que justamente cuando
Europa se erige en isla de prosperidad, democracia y libertad, el comunismo vuelve
a la presencia fatal, justamente al Sur. Y, además, no solo como empleado a
sueldo de las tiranías más abyectas del mundo, sino conectado con aparentes
harapientos del chándal, que no son sino agentes sudamericanos del narcotráfico
mundial, a las espaldas de USA. Escoria maloliente, que trajo el nefasto
periodo zapateril, antesala del podemismo, aliado a los últimos vestigios de la
desaparecida socialdemocracia española, otrora brillante punta de lanza del
progreso en libertad. Y han venido para quedarse, como sea. Y los optimistas
hacen sus cuentas en base a las encuestas, siempre ajenas al tezanismo, aunque
solo signifiquen un estado de malestar creciente, alentado por el de alarma, al
apreciar la aplastante estafa que supone el sanchismo, convertido junto al
comunismo, en el mayor peligro de la Nación española.
Las elecciones, cuando las haya, no
serán iguales a las anteriores. Y seguramente las ganará, una vez más, de forma
contundente el sanchismo, con o sin apoyo de comunistas macarras y populistas,
independentistas, bilduetarras o mareas más o menos repletas de tontos útiles. Y
la base para ello no cesa en su construcción sobre los sólidos cimientos de un
Estado debilitado en su fraccionamiento, ingobernable y económicamente
insostenible o una Constitución que no rige hace años en gran parte del territorio o una Jefatura del Estado, sustituida por un petulante impostor,
ignorante, presumido y de brotes sicopáticos, sin más ideología que el poder y
su mantenimiento, como sea y a costa de lo que sea, creyendo en su personalidad
como suficiente para transformar el sistema político en presidencialista. Mientras,
el TC guarda un silencio aterrador y el CGPJ agitado y confuso, a la espera de
una nueva anormalidad que borre la separación de su Poder de los otros poderes
y desde luego su independencia del Poder político. Y una oposición fraccionada,
sin rumbo, despreciada que se deja arrollar y humillar por un Gobierno
autoritario y prepotente. Pero el sanchismocomunismo lleva en sus venas el
principio franquista de unidad de poder y separación de funciones. Y en
ello están.
Pero todo ello lo posibilita una
sociedad egoísta; descreída; dependiente mayormente del Estado; ignorante
políticamente; culturalmente dirigida; mediáticamente controlada e
históricamente humillada por el Poder, ante el que siente, en amplias capas
sociales, respeto reverencial, si no miedo. Por eso soporta con estoicismo un
Gobierno que avergüenza ante el foro europeo. Un Gobierno en el que la mentira
y la simulación constituyen el programa de actuación; que gobierna mediante Disposiciones
de carácter excepcional para evitar el debate democrático, sumiendo el
ordenamiento jurídico en caos sin antecedentes históricos. Un Gobierno que
aprovecha la situación dramática y de temor colectivo, para introducir cambios
que socaven la construcción democrática, sin respeto alguno a principios y
valores constitucionales que han supuesto orgullo nacional durante cuarenta
años. Sánchez, “salvavidas” de Moncloa, nos oculta hasta las cifras del
desastre, colocando un tezano al frente de la estadística macabra que de
un día a otro es capaz de hacer renacer dos mil personas. Son cifras. Pues nos
espera la reconstrucción de lo que con devoción destruye. Pues eso.
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