LA AZOTEA
EL DATO
ANDALUZ
22 DE Noviembre 2019
Pues
salió a la luz la esperada Sentencia sobre diez años negros del socialismo
andaluz. Es verdad que de forma adecuada a lugar y tiempo. Es decir, tras unas
elecciones que haciendo posible lo previsible, supondrá un cambio de régimen
político en España. Y con los actores ya envejecidos y achacosos por el paso de
los años; y con hechos probados que ya veremos hasta la firmeza de la
Sentencia, a quién imputar, el qué imputar y cuándo. Y en consecuencia con la
impunidad esperable en un sistema incapaz de defenderse de sus enemigos, en
tanto sea capaz de proporcionar bienestar relativo y apariencia de formalismo
democrático. Es la narcolepsia propia del fascismo.
Pero
no crean, el régimen sociocorrupto instalado en la Región más poblada de España
y la segunda más extensa, lleva otros treinta años, y esos ni han sido ni serán
juzgados nunca. Y muchos quedaran satisfechos al creer que lo juzgado ya en
primera instancia es el meollo de la rapiña practicada desde que Fernández
Viagas abandona la Presidencia en 1979 y comienza la etapa de Escuredo y
Rodriguez de la Borbolla, seguida de la infeliz llegada del bueno de Manolo
(Chaves), en 1990. Es decir, diez años de aprendizaje y casi treinta de pillaje
bajo el caudillaje de Manolo, el educado Griñan y la pobre Susana. Y ya ven,
salvo esta última criatura - peronista kichneriana pura, con aires cínicos y
altivos y más ignorancia que buena fe - sus dos antecesores han sido
Presidentes del Partido, Ministros del Gobierno de España y uno de ellos hasta
Vicepresidente. De manera que la Vicepresidencia que se avecina para el
cochambroso intelectual Iglesias, no pasa de pura degeneración. Y desde luego
no parece resultar casual que el experimento, más cercano a la ingeniería
social que a la implantación ideológica, sea confiado a la cúpula del Partido y
llevado a cabo en la Región más vulnerable y atrasada de Europa.
Por
eso el primer Presupuesto en 1983, con la flamante y siempre incumplida Ley G.
de Hacienda Pública, sea en euros equivalente a 480 millones; en el año 2000 ya
alcance los casi 16.500 millones de euros y diecinueve años después esté en los
36.500 millones. La magnitud mayor de la España autonómica que junto a sus más
de 270.000 empleados públicos dan idea del pastel de multisaborres que a todos
llega de una manera u otra al ponerlo en relación con el número de familias y
habitantes en edad laboral o de población activa. Sobre esa mesa tan apetitosa,
resulta necesario desactivar los órganos de control interno y superar mediante
la simulación y el engaño los de control externo; domesticar el Poder judicial;
poner la radiotelevisión publica al servicio del poder; engrasar los medios de
comunicación; incidir a tope, ideológicamente, en los márgenes autonómicos de
la legislación educativa; infiltrarse en los cuerpos intermedios del entramado
social sin dejar ni las cofradias al descuido; utilizar el mecanismo
subvencionador para buscar el silencio cómplice tanto de cientos de entes
sociales como de sindicatos y patronales e introducir como mandamiento de
exigible cumplimiento en el seno de la Administración que entre legalidad y
eficacia siempre esta tendrá preferencia sobre aquella. Y como hubo casi
treinta años de impunidad en el uso del gigantesco Presupuesto, en la facilidad
para conseguir un empleo público según principios ajenos al constitucionalismo,
todo era posible y razonable en una interpretación perversa de bien común e intereses
generales.
Pero
es lo que toca y parece como si la culminación del régimen corrupto andaluz
coincidiera con la llegada del zapasanchismo, ahora aliado al peligroso y
totalitario comunismo bolivariano de Iglesias. Ha sido como el anticipo, una
muestra de aquél. Que quieren les diga, tampoco resulta casual que tres de los
Ministros de Sánchez - incluida de nuevo la Vicepresidencia, en manos de la
pobre Calvo – estuviesen antes de prácticas en el lodazal andaluz. Es la
ósmosis perfecta. Es mezcla explosiva y dramática si además se considera lo que
está al caer en la ayuda mutua a prestarse entre sanchistas, comunistas del más
variado y peligroso pelaje, independentistas, sucesores de Sabino Arana,
filoetarras y regionalistas desubicados.
Malos
tiempos para la Constitución de 1978, su espíritu de concordia, entendimiento y
progreso hace tiempo desaparecieron. Se acerca eso tan pintoresco que el
sanchismo denomina nación de naciones cuando todavía no se ha logrado ni
digerir el Estado autonómico más allá del federalismo alemán o suizo, ni su
financiación. Parece que sanchistas y podemitas pretenden la disolución de la
Nación española y ya veremos el método a utilizar ya que el intento chocará con
la parte casi blindada del Texto constitucional. Por eso empezaron con la
práctica anulación del Monarca y Jefe del Estado, en una campaña en que el
felón Iglesias no ahorra epítetos, descalificaciones y falsedades históricas
para su desprestigio. Es un retroceso de ochenta años; es la fusión de
neocomunismo y neofascismo. Los jueces huyen, los liberales desaparecen, los
intelectuales emigran. Solo queda un pueblo inerme e inerte, desorientado y
guiado por sus peores enemigos. Pues la Sentencia andaluza no pasa de
constituir un dato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario