Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

viernes, 13 de septiembre de 2019

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


LA AZOTEA



NUEVAS ELECCIONES
13 de Septiembre 2019



Pues el progresismo sanchista, que es un progresismo autoritario, demoledor, ajeno a la historia del pensamiento, de las ideas y de las formas políticas, sigue su camino jaleado por los suyos – que son demasiados – sin saber hacia dónde se dirigen. Él, desde luego, parece tener claro, y algo es algo, aunque sea tarde, que presentarse en Europa y ante el resto del occidente democrático y civilizado, de la mano perversa y totalitaria del comunismo no es negocio. Y lo sabe porque le han dirigido serias y diplomáticas advertencias en inglés, idioma que entiende con claridad.

Es que ir con el rollo de que su socio preferente es un totalitario progresista, no cuela ya. Si, ya sabemos que los chinos son bien recibidos y son profundamente comunistas, de dictadura total, pero producen riqueza porque en una mezcla aún no bien conocida, utilizan un capitalismo rabioso, sin brizna de libertad. Pero estos pobres tontilocos bolivarianos defienden los regímenes más abyectos, inútiles y generadores de miseria del mundo. Por eso, el jefe de la banda sanchista, vanidoso, soberbio y venido arriba sin necesidad de falcon, ha montado un número espectacular de hipocresía y apariencia insoportable, indigna de un pueblo mínimamente cultivado, importándole una higa la insolvencia del sistema de pensiones, la desertización industrial, la inmigración ilegal, la paralización progresiva de la economía o el paro estructural en aumento.

Claro, nadie le sigue en sus penosos intentos de convencer a estos, los otros y los de fuera, de su fe socialdemócrata, inexistente o alejada si alguna vez la tuvo. Bueno sí, le siguen sus conmilitones otrora faros del socialismo democrático. De manera que por ahora ha conseguido unanimidad en el criterio de que su voluntad sirva para un roto y un descosido; en una especie de centralismo democrático sanchimarxistaleninista, pero con Calvo de coordinadora de lujo y el dúo Lastra/Abalos, para el trajín diario. Y ya, hasta la pobre Susana Díaz que llora su desgracia y soledad por las esquinas de Triana, ha llegado a la conclusión de que si la organización política, o el partido, no es un fin, ni un objetivo en sí mismo, sino un instrumento, de nada le sirve su acreditado peronismo. Con el cambio al sanchismo ganador, lo mismo repite y preside la cosa otros cuarenta años; ella o sus sucesores que tampoco se puede tener todo.

Y en eso estamos. Los zarrapastrosos comunistas de la academia Iglesias, nunca vieron oportunidad más cercana para influir de forma decisiva en los centros neurálgicos del sistema, orientando la educación; influyendo hasta el amaestramiento en la opinión pública; dirigiendo la socioeconomía hasta centralizarla o estableciendo el código de cultura popular extensible por deseable. De manera que, en unos años - de la ley a la ley - se podría iniciar una nueva transición. O sea que su interés por entrar en el Gobierno está más que justificado; incluso a prueba, como ha propuesto en patética súplica. Pues si no entra en el Gobierno habrá que prepararse para la movilización callejera, el relinche de los intelectuales orgánicos y el deterioro de las instituciones ante el acogotamiento del progresismo en acción incontrolada.

Con la serenidad proporcionada por los años, asomado por vocación a la azotea nacional y tras cuarenta de peón observador en sofocantes calderas del poder, contemplo con preocupación como las instituciones políticas están siendo desbordadas por los excesos de los que deberían ser sus guardianes. Quizá no solo en España, aunque aquí las salidas de cauce son devastadoras, sino en la Europa en declive y en la USA de Trump; y en un mundo que asiste atónito al auge de China y la desmesura rusa. Sin duda asistimos a una recesión democrática en el reducido mundo que la disfruta; al debilitamiento de sus guardarraíles, que dice Levitsky en “Como Mueren las Democracias”. Las sociedades permisivas de occidente parecen querer morir de éxito, o de aburrimiento. Sus sistemas políticos democráticos, como en España, parecen haber perdido la tolerancia mutua y los partidos -protagonistas excesivos de la vida nacional- pasan de rivales a enemigos, olvidando la contención institucional que les caracterizaba. Y así, desgraciadamente se debilita la democracia. O simplemente fracasan paises, como nos tienen escrito Acemoglu y Robinson. Lo he visto y vivido en Andalucia tras casi cuarenta años de régimen socioperonista atiborrado de corrupción, también social; quizá un socialismo real que ha colocado tras su paso a una Región hermosa y rica en la ultima de UE y de España. Y lo que es peor, de casi imposible reproche penal para los culpables, en una sociedad enferma y débil, que seguro volvería a votar lo mismo.

Pero eso es la democracia, ejercicio del voto, funcionamiento de las instituciones y amor a la libertad. Deseo fervientemente nuevas elecciones para España, por si el pueblo a través de ellas es capaz de traer paz y prosperidad a una Nación unida y fuerte, desterrando el totalitarismo y la dictadura del pensamiento único. El sanchismo, aliado con comunistas, antisistema, independentistas, terroristas no arrepentidos y sus amparadores, representan la vuelta al pasado y una nueva tragedia para la Historia de España. La democracia no tiene más base que el liberalismo y la socialdemocracia, envueltos en la bandera de la libertad. Ojalá.                         

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