LA AZOTEA
DE GENERACIONES
19 de Agosto 2019
Pues
ya ven, el buenazo del jefe de la banda, también del Gobierno de España aunque
sea en funciones, de tarde y noche; estadista de reconocido prestigio, observa
la degradación moral en la UE - sobre todo de ese socio capaz de tener en su
Gobierno un degenerado fascista como Salvini- y va y dice que aquí está él y
con él la España interculturalista, feminista, humanista, progresista y
generosa que se abre, aunque sea en Algeciras, en primera versión, para recibir
a los hermanos que llegan desde el horror al error. Pero el aguerrido y
desinteresado Capitán del Open Arms, nervioso por si arriesga el botín, se
atreve a negarle el honor, aunque no sepamos si al fin se trata de un berrinche
pactado y pasajero que pueda ir más allá, de abrir un puerto, sin cerrar otro.
No me digan que la operación no es imaginativa y de último momento escénico; en
el oportuno, aunque algunos maledicentes puedan denominarlo oportunista.
Que
se yo, a la vista de cosas así, uno se pregunta, si estos progresistas de
pitiminí no están haciendo del franquismo un modelo de moral social y política
envidiable. Pero esto de la España doliente del primer cuarto de siglo XXI me
suena a la necesaria repetición de hace un siglo que, a su vez, arrastraba las
miserias de la Restauración del XIX. Tres generaciones engarzadas por la
angustia, empezando por la del 98 – acumulativa decía Vicens – y siguiendo por
la del 14 y la del 27. La del 14, ya sabemos, la de Ortega, deliberadamente
política, como dijo alguien. Pero sus intelectuales dieron a luz ahora hace 106
años, la Liga de Educación Política, entre el liberalismo y el socialismo;
incitando a un porvenir más dinámico y esperanzado. Y consiguen que el término
intelectual deje de ser adjetivo y se convierta en sustantivo. Y como pretendía
Azaña, la acción política pase a ser un movimiento defensivo de la
inteligencia. Y ahí estuvieron ese espectacular ramillete de intelectuales
comprometidos, como J.R. Jiménez, Marañón, Pérez de Ayala, Eugenio D’Ors,
Besteiro, F. de los Rios, Angel Herrera, Carande y un larguísimo etcétera que
supieron girar desde el casticismo al europeísmo, desde el dogmatismo impuesto
al racionalismo y el cientifismo, desde la monarquía caducada y corrupta al
republicanismo esperanzado.
Ahora, de nuevo y como
siempre, el problema de España; de la España como problema. Y creo que este
momento resulta decisivo. La generación del 78 logró en doble jugada maestra,
instalarnos en el constitucionalismo democrático, parlamentario y representativo
y. además, europeizar España, sueño de las generaciones del 14 y del 27. La
educación, la ciencia, la razón, la tecnología y la ilusión hicieron una Nación
próspera, en progreso constante, entre las de mayor y mejor repartida la
riqueza, con unas clases medias extensas, bien constituidas e instruidas,
seguras de su papel de dinamismo y estabilidad social. Y duró lo que pudo
porque ese bienestar tan duramente conseguido no es garantía de paz y para nada
es capaz de garantizar el futuro y ahí están los casos tan significativos como
ejemplares de Navarra, País Vasco y Cataluña, y, los que están por llegar. De
manera que un sistema construido para el cambio histórico llevaba en lo más
recóndito el germen de su autodestrucción.
España
se desvertebra y los girones de sus partes, intentan sobrevivir en un sistema
que morirá de éxito a manos de sus propios guardianes. ¿Ya no tenemos
intelectuales? ¿Dónde están? ¿Todos en nómina, todos orgánicos? ¿Emigraron?
Ahora no nos queda ni el consuelo de un añorado gobierno de los jueces,
despreciados, atacados y vilipendiados por los enemigos de la libertad. Ahora
tememos por la continuidad del Rey, en una monarquía reinstaurada, pero convertida
en símbolo de la unidad y permanencia del propio Estado. Ahora nos queda una
clase política sin inteligencia, sustituida por el trinque de los más
descarados; y todo lo más Educación para la ciudadanía en vez de Liga. Ahora
tenemos un Parlamento donde abundan en demasía los cantamañanas a golpe de
privilegio presupuestario, donde se admira y escucha con respeto a un
bilduetarra y se desprecia y humilla a un constitucionalista exigente. Un
Parlamento, tan torpemente constituido que es capaz de designar al Jefe del
Gobierno por decisión de aquéllos enemigos declarados del parlamentarismo
democrático, de la Constitución y de la propia libertad, apoyados por
iluminados del desguace del mismo Estado que los sustenta. Y así, nos conduce
un Gobierno sustentado por un Partido que hace tiempo abandonó el socialismo
democrático, despreciando la función educativa que les atribuía Ortega;
entregado a los discursos inanes del sanchismo liderado por insignificantes
hormiguitas progresistas, de pasarela, estilo Calvo o Lastra, seguidoras ciegas
de estadistas como Sánchez o Ábalos. Y estos, ¿a qué generación pertenecen? No
sé si es más progresista Otegui o Salvini, si es más demócrata Abascal o
Rufián. ¿De qué Generación de intelectuales hablamos? Pobre España.
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