Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 22 de agosto de 2019

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO


Artículo que será publicado, el próximo sábado día 24, por el Diario ULTIMA HORA de Palma

DOS FALACIAS
Julián Delgado. Escritor


Un buen amigo, apesadumbrado por los negros nubarrones que forman una Alemania al borde de la recesión, la inestabilidad política, los preocupantes datos de las constantes vitales de nuestra economía y la amenaza del Brexit, amigo que lleva perdido el 75% de su inversión en bolsa, temeroso a su vez de que la quiebra de la SS le reduzca su pensión, lleno de incertidumbre y miedo, ese sentimiento que hace sufrir tanto al hombre, no me preguntó sobre nada de esto, sino que me pidió opinión sobre cómo se iba a resolver el desafío de Torra. Priorizó lo esencial, lo existencial, dejando a un lado la coyuntura.

No estoy muy seguro de si mi respuesta reflejaba mi opinión o expresaba aquello que, abstrayéndome de mi subjetividad y aplicando la lógica, creo que ocurrirá: que el tiempo va a acabar evidenciando las dos grandes mentiras del Procés. La primera es su misma excusa: la opresión que el Estado ejerce sobre Cataluña, la asfixia económica a la que la somete, la dificultad de conservar y preservar la cultura y la lengua propias y las trabas para ejercer un amplio autogobierno. 
No hay opresión porque España es un país moderno y democrático que carece de visión uniformadora; por el contrario, respeta y protege la diversidad. Así, Cataluña disfruta de un grado de autogobierno político y económico que está por encima de lo que es normal en un Estado federal. Esa opresión es una falsa excusa para ocultar la pretensión del nacionalismo de crear un marco mental homogéneo de purismo cultural excluyente, una asimilación forzosa a una religión laica a la que someter a los feligreses.
La autodeterminación, perseguida desde hace tiempo por una élite, hunde sus raíces en el egoísmo: creer que una parte puede vivir mejor si se desprende del todo. Y, aún más, si esa misma élite pretende seguir administrando el cortijo sin temor a una justicia independiente.

La otra falacia es que si un porcentaje alto se quiere independizar hay que buscar soluciones políticas para resolver el conflicto. O sea, si un día dos millones de españoles exigen que se condene a los homosexuales a penas de cárcel ¿deberemos buscar una solución política para consentirlo?  No se puede engañar a tanta gente durante mucho tiempo.


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