LA AZOTEA
LA BANDA
10 de Agosto 2019
Si algo bueno tiene este tiempo de espera para
que en España podamos tener un Gobierno que cumpla con el ordenamiento
constitucional, es permitir conocer mejor al personaje Sánchez y su movimiento
el sanchismo, aunque Rivera prefiera llamarle banda. Quizá el de C´s lleve
alguna razón en su tremenda denominación; pero también es cierto que solo hace
seis meses tuvo la desenvoltura de firmar con él un Pacto de investidura, nada
menos que 200 medidas de coincidencia que ya es decir, y no soy de los que
creen que el jefe de la banda haya cambiado de fondo, en nada. De manera que debió
pensar el movimiento antes de volver a equivocarse, una vez más, en su azogado deambular
político. Pero es lo que tiene este caos tranquilo de lo que aquí también comienza a ser la no sociedad. Ya ven, hasta el Rey le da subidón de verano y
dice, incluso, lo que mejor haría en callar. Pues profundizar en la prudencia
sería ideal para poder alargar los ya casi trescientos años que van desde
Felipe V a Felipe VI, máxime cuando los socios de su Jefe de Gobierno – sí, el
que llega cuando le parece y le precede en la puerta del Despacho- le
consideran un okupa provisional del poder reinstaurado por Franco.
¿Y qué hace el jefe de la
banda sanchista en este largo y cálido verano? Pues enredar. No sabe hacer otra
cosa ni jamás llevó entre manos asunto diferente. Él no necesita Programa
porque se lo da servido su socio preferente. Es verdad que cuando esté en el
Gobierno – con o sin ministrillos del ultraprogreso - será menester sujetar alguna
de las fantasías de estos zarrapastrosos, por muy progresistas que se les
presente; porque lo que queda de Europa estará vigilante, y Trump también;
incluso puede desmantelar alguna Base y eso hace caer el Ibex. De manera que el
proyecto de unidas/unidos todos y demás, ya se enseñorea de los medios adictos
que son casi todos, y se presenta a los llamados colectivos sociales, incluidos los fervientes sindicatos y los trincones
de las patronales. Y a todos les parecen adecuados y progresistas, porque la ciudadanía les votó ampliamente y no merecen otras
elecciones. Fíjense, hasta los empresarios de la subvención allí representados,
solo ruegan moderación. No es mucho pedir.
Pero claro, la banda sanchista necesita más apoyo
y eso se soluciona no solo con dinero e impunidad, sino insistiendo en las
ideas de sus posibles aliados a los que clamorosamente llaman progresistas y
buscando el así presentarlas ante una opinión publica atiborrada de estupidez
colectiva. Ahora llegó la hora de Navarra - la que dentro de poco cesará como
Reino y se sumergirá en Euskalerria - y claro es Bildu la manada progresista,
porque ya lo dijo Zapa, Otegi hombre de paz, y de progreso. Enseguida la de
Cataluña y sus Países y luego ya veremos cómo encajamos esta Nación de
naciones. ¿Escrúpulos? ninguno; para qué, no se necesitan para gobernar ni
aquí, ni ahora. En su caso osadía valorable mediante la persuasión del
dirigísmo informativo y cultural. Además, todavía está el manto protector del PNV,
partido o partida progresista sobresaliente, donde los haya, desde Sabino
Arana.
¿Y la caterva catalanista?
Pues muy bien porque el ensayo no pudo salir mejor. Buena
acogida europea; exiliados especialistas en
turismo político pagado; golpistas/victimas, creemos que, encarcelados como
mediopensionistas en apartamentos modernos, generosamente financiados y a la
espera de sentencia apropiada, subsanable mediante un buen indulto. Y diálogo,
mucho diálogo, preparado para lo que se presente que no será poco. Pero el
sanchismo es no solo dialogante sino humano y generoso para el perdón negociado
y la deconstrucción nacional. Además, Cataluña ya se acostumbró a la impunidad,
con la familia Pujol como modelo ejemplar.
De manera que la banda sanchista ya está montada en el éxito de su
soberbia antidemocrática y autoritaria. Del comunismo estalinista y harapiento
de Podemos solo necesita las ideas de las que carece y a Iglesias, con o sin
presencia en el Gobierno, le interesa influir todo y en todo, porque siempre
tendrá la calle; la telecultura y resto de medios; los intelectuales orgánicos;
los tontos útiles y una sociedad siempre dispuesta a la aventura histórica del
abismo.
Tiempo queda para todo porque esto no hizo más que empezar y es
cuestión de las Legislaturas que sean necesarias. La tarea es mucha y sabemos
extiende el cambio desde la forma de Gobierno a la Judicatura y sus tribunales
de la Verdad; desde la Seguridad Social a una nueva concepción del Estado del
bienestar; desde el control informativo a la educación; desde el
intervencionismo económico al revisionismo histórico e ideológico; desde el
constitucionalismo inocuo a la libertad controlada. Y si hay que hacer
elecciones se hacen, porque en este punto del recorrido se ganan. Y si las ganaran
los otros, se tratará de un error intolerable pues nada más fuerte, triunfante
y arrollador que el progresismo. Pues eso.
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