Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 21 de marzo de 2019

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO


Este artículo del escritor Julián Delgado, será publicado el próximo día 23 de Marzo en el Diario Ultima Hora de Palma

LOS TRES FRENTES
Julián Delgado. Escritor

Después de habernos proporcionado el más largo periodo de paz, libertad y prosperidad de la reciente historia, la Constitución presenta síntomas de agotamiento debido al zarandeo al que la han sometido las deslealtades autonómicas, la corrupción, la degradación de los partidos, la crisis económica y los nuevos vientos totalitarios y populistas. En esta situación, lo lógico sería que las fuerzas democráticas pusieran en marcha políticas regeneracionistas que permitieran corregir los errores cometidos para volver al camino de la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, los valores fundamentales de nuestra Constitución.    
Pero nuestro sistema democrático sufre amenazas en tres frentes: uno, el nacionalista, formado por separatistas catalanes, vascos y otros que están a la expectativa, cuyo único objetivo es desmembrar el Estado. Su confluencia saltó a primera página en 2004 con el pacto de la vergüenza de Perpiñán por el que Eta se comprometió a no matar en Cataluña, y más recientemente con el acuerdo entre Bildu y ERC para ir en listas electorales conjuntas.
Otro frente, constituido por partidos marxistas y grupos antisistema y anticapitalistas, pretende sustituir la Constitución del 78 por un régimen neocomunista bolivariano y mantiene una alianza estratégica con los grupos secesionistas para destruir al Estado. Por último, el frente al que podríamos llamar zapachista, que pretende cambiar el origen de la legitimidad del actual sistema  político desconectándolo de la Transición, para vincularlo a la Segunda República. Lo intentó, lo intenta todavía, mediante la falsificación histórica y el revanchismo, dinamitando la pieza clave de aquella: la reconciliación. En su ceguera, Zapatero dio alas a los separatistas apoyando los desvaríos estatutarios de Maragall que dieron origen al Procés. Y Sánchez sigue el mismo camino, ofreciendo desmantelar el Estado para dar mejor acomodo a los enemigos de la Constitución en una nación de naciones articulada en un Estado confederal que permita el derecho de autodeterminación. Camina en sentido contrario a los valores constitucionales, perdiendo principios y referencias, y lo hace con lógica cainita y retórica excluyente.


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