Artículo que será publicado el sábado, día 12 de enero, en Diario Ultima
Hora
Hembrismo
Julián Delgado. Escritor
Para verse reconocido
en el acuerdo del nuevo gobierno andaluz, VOX ha elegido aquello que más puede
desatar el furor de la izquierda: la violencia de género. Aunque solo sea por conseguir que
el dinero destinado a las víctimas vaya directamente a ellas, evitando que
buena parte de esa ayuda quede en los chiringuitos adictos.
La izquierda ha tomado
la ideología feminista más radical como parte de su patrimonio cultural y
del pensamiento único. Este radicalismo tiene por objeto sustituir los valores
de la sociedad occidental, dividirla, enfrentarla e imponer hábitos y
controles; es dogmática, proselitista, intolerante, adoctrina, y con su poderosa
máquina de agitación y propaganda condena al ostracismo
a toda opinión contraria.
Todas las derrotas
sufridas por la izquierda no han sido óbice para que se mantenga en su nube
sacramental y siga manteniendo que es ella la única que defiende los derechos
humanos, que es ella la única sensible a las injusticias y el sufrimiento y
que, por tanto, nadie como ella para saber qué hacer para evitar la explotación
y el sufrimiento de las mujeres.
Esta ideología ha dado
lugar a la aberrante ley de violencia de género, injusta, de asimetría penal,
que declara la culpabilidad innata del hombre y genera inseguridad jurídica. Tras
una denuncia de su pareja y antes de que se dicte sentencia condenatoria, el varón es detenido,
se le introduce en un calabozo, donde puede estar hasta 72 horas, se le expulsa
de su domicilio y se le aleja de sus hijos. Equipara informes administrativos con sentencias, y sin
intervención del juez puede establecer la culpabilidad de alguien con los
efectos demoledores que ello conlleva en materia de patria potestad,
patrimonio, herencias, etc. Una herramienta totalitaria.
Además de ser una fuente de despilfarro mediante la cual los grupos afines obtienen subvenciones millonarias, permite que abogados y
mujeres sin escrúpulos, con propósitos abyectos, interpongan o amenacen con
interponer denuncias falsas (que no se contabilizan) y trafiquen con el dolor
de las verdaderas mujeres maltratadas.
Qué importan estos
atropellos. Se impone, como tantas veces, la seguridad dogmática de la
izquierda sobre la racionalidad crítica.
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