Artículo que será publicado por el Diario “Última
Hora” de Mallorca el próximo día 21
Enterrar la República o claudicar
Julián Delgado. Escritor
En vista de que los separatistas catalanes continúan viviendo en una
realidad paralela de furor patriótico, bajo un hechizo religioso, en un estadio
metapolítico en el que todas las cosas que no sean su identidad pasan a un
plano secundario, y a la vista de que estos cruzados persisten en llegar a su
Tierra Santa Republicana, no cabe otra alternativa que no sea la política.
Precisamente, por no aplicar las políticas oportunas hemos llegado hasta aquí, pues lo que se ha venido haciendo hasta ahora no era otra cosa que componendas, pasteleos, concesiones, privilegios, permisividad con el incumplimiento de la ley, vaciar al Estado de sus poderes y permitir la construcción de estructuras de Estado catalanas. Un camino suicida que ha estado a punto de costarnos caro.
Los separatistas han destruido los pilares básicos del espíritu democrático rompiendo el consenso de la
Transición e intentado quebrar el Estado desde sus propias instituciones: la
máxima deslealtad. Han puesto al Estado en ridículo, como en la manifestación
de Las Ramblas, donde Rajoy, un simple invitado, se dio cuenta de que allí no
existía el Estado. El Gobierno se ha mostrado débil, dubitativo, irresoluto;
perdió la iniciativa, le faltó audacia, fue incapaz de aprovechar la reacción
ciudadana y se mostró sin capacidad de respuesta, falto de autoridad y
eficacia. A lo más que se atrevió fue a aplicar, tarde, el 155, carente de firmeza y acobardado. Y así, con
el ejecutivo diluido por falta de acción política, el Rey y la Justicia se han
visto forzados a salir en socorro del Estado.
El gobierno de Rajoy ha perdido la confianza ciudadana para
afrontar el desafío catalán. Convoque elecciones y quien le sustituya que se
dirija a la nación y le proponga que se enfrente al separatismo con vigor y
firmeza, que utilizará la competencia de alta inspección en la educación para
acabar con el adoctrinamiento, que arbitrará las medidas para garantizar la neutralidad
de los medios de comunicación públicos, que amparará a los no nacionalistas,
que creará un relato que contrarreste el separatista y una opinión propia en el
extranjero. En suma, que terminará con esta insoportable situación. Los
ciudadanos lo apoyarían sin reserva.
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