LA AZOTEA
LOS CONEJOS Y LA PLAGA
6 de Abril 2018
De manera que ahora Castilla
la Mancha o la Otra, los Campos de Castilla, la tierra de Alvargonzález que
cantara Machado hace estos días un siglo, la invade una plaga de conejos
descarados y glotones que aprovechan la desidia insidiosa de una Administración
tan intervencionista como inútil. Y podemos aprovechar para contemplar más de
cerca la naturaleza de este animal intuitivo y rápido, astuto y mágico, de
corazón en taquicardia permanente, apto para la fertilidad y la creatividad,
que fue capaz hasta de servir como animal simbólico al cristianismo esotérico
de hace seis siglos, como puede verse en algunas iglesias, representando tres
conejos enzarzados por las orejas. Pero sobre todo, el conejo nos enseña a
conocer el miedo. El que sienten ellos por encima de su instinto depredador, aunque
actuando en plaga saben tienen asegurada la impunidad, al menos hasta la
eclosión final. Y claro, no me digan que esta epidemia perniciosa no nos
permite trasladar la imagen como similar, al plano de la actualidad político/social.
Ahí
tienen al conejo Puigdemont y sus secuaces, fuera de la jaula, de saltimbanqui
por los campos europeos tan en declive, como los de la España eterna, de
golpista simpático y adelantado a su tiempo que aúna criterios de adhesión de
la intelectualidad, los medios, la Iglesia, los gobiernos y puede que de los
jueces. Y si no, ahí queda el TEDH que siempre acogerá con construcciones
metajurídicas sus aspiraciones disolventes, pero capaces de ridiculizar los
garantistas tribunales de la democracia española. Pues Europa y sus bien pagadas
e instaladas instituciones y burocracias múltiples, debería reflexionar sobre
la puerta medio abierta que dejó ese perdido tribunal local, suficiente para
impulsar un sentimiento nunca decaído – la Historia nos permite ejemplos
bastante recientes, sangrientos, dolorosos y ruinosos- que puede reiniciar un
incendio de incalculable consecuencias. En la propia Alemania, pero también en
Francia, Italia, Gran Bretaña, Bélgica y los siempre convulsos Balcanes. ¿Pero se
ha pensado en las consecuencias que esta decisión puede tener para los
Principios de La Unión? ¿Y la soberanía compartida? ¿Y la intangibilidad de las
fronteras? ¿Continúa existiendo una Europa del Norte y los demás? Pues ojo
porque allí comienza a crecer la larva nazi como aquí no se pudo destruir la incrustada
bacteria del comunismo totalitario y eso es como comenzar la guerra de los mundos.
Y
no digamos España. Claro, desde los Tribunales también se define lo que hasta
ahora quedaba para la Ciencia o la Sociología Política, o la Historia. Quizá
debería orillarse el concepto de rebelión
a resguardo de la ideología y quedar en la apreciación del resultado; o en el
fracaso de la pretensión, pero capaz de desestabilizar el sistema, con
violencia o sin ella; además, de triunfar ¿qué tribunal juzgaría la rebelión y
a los golpistas? Y si se trata de rebelión violenta ¿cuántos muertos son
precisos para la graduación? Porque seguramente – de resultar violenta, con los
muertos necesarios- estaríamos ante tribunales menos “sensibles” a lo
políticamente correcto e inútil. Pero ya me dirán si no es rebelión tratar de
modificar - ya veremos si al final, conseguir- el orden constitucional de una
monarquía unitaria y parlamentaria, por una república separada de la unidad
indisoluble de la Nación española, que dice con ingenuidad el texto
constitucional. Y también traición, alta traición; es que la rebelión es una
traición, imperdonable, que no admite resocialización ni reintegración social,
ni indultos. Y el Rey, única instancia digna de este perdido y podrido sistema,
poco podrá hacer, salvo recordar que le corresponde la función establecida en
el artículo 62, h de la Constitución. Y a seguir defendiendo la Corona, cabeza
de una monarquía sostenida por unos cuantos republicanos, a la que también
llegó y se introdujo en su Casa un estúpido virus disolvente, en el peor
momento posible. Ojalá pueda seguir cumpliendo su alta función constitucional
como hasta ahora; es quizá la única esperanza.
De manera
que el melón está abierto y a disposición de la voracidad nacionalista, no solo
en Cataluña sino en el País Vasco, Baleares, C. Valenciana y seguramente
Galicia o Canarias y de propina, el empujón final a Ceuta y Melilla, apoyado
por el narcoestado que se gesta al Sur, con la bendición del régimen alauita,
hermano y socio. Es una plaga imparable de conejos disfrazados de demócratas
que chulean al pobre Rajoy convertido en topo que ni oye, ni ve más allá de la
conejera monclovita. Pues alguien que no sea Soraya, debería explicarle que su
etapa ya pasó y su Partido fracasó con estrépito final, no solo aquí dentro
sino también fuera, donde ya le dan lecciones desde la ONU a un infeliz juez
perdido al norte de Europa. Pues convoque elecciones antes de que olvidemos,
por inútiles, hasta los distritos electorales ¿Quién puede entender que una
plaga de conejos sea capaz de tumbar la hermosa Constitución de 1978? Pues
puede.
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