La Azotea
UNA CIERTA MAYORÍA SOCIAL
20 de Abril 2018
Creo
haber traído alguna vez a esta Columna, la frase atribuida a Montesquieu
aludiendo a que la corrupción raramente surge del pueblo sino de quienes
corrompen la política. Y ya me dirán si puedo defender lo contrario desde el
Sur. Tierra de corrupción hasta constituir un régimen perfecto, donde
sociológicamente se obtuvo el mayor éxito de quienes durante cuarenta años
tantearon y excitaron todos los resortes del poder, hasta la consecución a
través de la acción política lo ciertamente pocas veces obtenido: la
socialización de la corrupción.
Hoy,
la gente, antes llamada pueblo, se siente cómoda en el sistema; de tal forma
que nada le inquieta, preocupa o reprocha al poder. Aquí se da la triple
alianza entre poder, oposición al poder y pueblo. Por eso nos encontramos en la
quinta generación de Presidentes dispuestos a llevar el experimento hasta los
setenta años, como el soviético o el Prim mejicano, salvando las distancias
hasta ideológicas entre ellos y superando en perfección el andaluz, sobre
cualquiera de los citados u omitidos. Porque además lo es, haciéndolo singular,
dentro de un sistema formal y presuntamente democrático.
Pero
ya digo, a la Presidenta actual, mujer joven y sencilla, casada con un tieso,
sin pretensiones de brillantes títulos académicos o de másteres que luego no
aparecen, una mezcla deliciosa entre Peter Pan y ZP, le ha tocado bregar con
dos antecesores en el cargo, uno de ellos con más de seis trienios, que a la
vez han sido nada menos que presidentes del Partido - como Iglesias o Besteiro
o Largo Caballero - y a la vez Ministros del Gobierno de su Majestad. Pues no
se despeina, empeñada como está, en poner sus manos en el fuego y pregonar la honradez
de tan ilustres varones que están representando en el erejuicio el más vergonzoso espectáculo de burla a la judicatura y
al sistema democrático. Y ya veremos los otros, más de doscientos que esperan
un juicio seguramente justo pero inútil para la regeneración del sistema. La
base de una defensa políticamente eficaz está en que, esta vanguardia iluminada
de la revolución pendiente, jamás se enriqueció con parte alguna de un fabuloso
botín cercano a los mil millones de euros. Y si no cumplieron con la densa y compleja
maraña jurídica neoliberal, lo harían inconsciente e involuntariamente, porque su objetivo no
podía ser otro que la paz social y el bien público.
Esto,
sin duda, no es crónica de tribunales sino modesta pretensión de trasladar
memoria y pesadumbre de quien habiendo vivido, visto, tocado, oído y sentido
mucho más de lo ahora juzgado y desde la nefasta etapa de Rodriguez de la
Borbolla, tiene interiorizado y con deseo de olvidar para siempre, tanta
argucia, advertencia, apoyo financiero, trinques y trueques, limpieza de fondos
y modernamente contemplado, cambio de jueces o nombramiento de consejero-fiscal-propio,
incluidos, que hacen del régimen andaluz, un sistema solo formalmente
democrático, cuando menos. Y de continuidad asegurada, máxime cuando encuentra
apoyo no solo en la extrema izquierda totalitaria que espera fagocitar tan
importante pastel, sino en tanto tonto útil que desde la ambigüedad ideológica,
la ambición personal y la peligrosa inexperiencia, apoyan decididamente tanta
podredumbre y de tan difícil erradicación al fusionarse con las entrañas del
gentío que se beneficia y mucho; como del narcobandidaje que se asienta al sur
del Sur y que pudiera quedar hermanado con el poder de ambas orillas del
Estrecho. ¿Y los medios de comunicación libres? No existen o apenas se les oye.
¿Y los intelectuales? Se hicieron orgánicos. ¿Y la clase media? Se transformó
en silenciosa, perdiendo hasta el privilegio de la mayoría.
Pues
esta enorme muchedumbre desorientada, siempre frustrada y carente del mínimo
proyecto de ilusión colectiva, vota y elige por el instinto, la intención o la clase
social en que se siente ubicada, casi nunca por ideas o programas. Porque ha
sido mayormente condenada al desconocimiento de las ventajas de vivir en
libertad, en la libertad de la democracia parlamentaria y representativa; de
disfrutar de una vida ordenada e ilusionada sobre la base de la justicia, la
igualdad de oportunidades, el progreso, el conocimiento y la razón. Y eso
ocurre en Andalucía, Cataluña, País Vasco, Castilla, o en cualquiera de los
territorios de la Nación. Y ya vemos las orejas de la vanguardia iluminada o de
la ocupación social que predica Errejón, en las inútiles, regresivas y
arrasadoras de vestigios Ilustrados, alcaldías como Barcelona, Madrid, Coruña,
Zaragoza o Cádiz. O en el Gobierno basura de Navarra y su capital. O en el
golpe de estado cronificado de Cataluña, ayudado por la estulticia de un
Gobierno también contrario a los intereses nacionales. O en el declive social
de una clase media vasca, devorada por el salvajismo primitivo de la utopía
independentista que nos hará asistir a lo que llaman “disolución de ETA”,
seguramente un remedo – con segura contraprestación- de las FARC colombianas,
porque no podemos olvidar al siniestro Arzalluz y su sentencia “no creemos sea bueno para Esuskal Herria
que ETA sea derrotada” Pues para qué seguir. Ojalá no llegue la
aniquilación de la libertad por la vía electoral.
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