Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

domingo, 2 de julio de 2017

LA OPINIÓN de Javier Pipó

LA AZOTEA

REVISIONISMO ( y II)
3 de Julio 2017
    

       Me recriminaba no hace mucho un ilustre plumilla, de los que contribuyeron a mi descabezamiento del periódico, si era capaz de creer firmemente eso del revisionismo nacional que predico. Pero al final del encuentro me advertía que para revisionismo el que se prepara en Andalucía. Es inevitable porque las costuras del PRI andaluz, tan duradero como el franquismo, dirigido ahora– es un decir- por el cabizbajo y abatido susanismo peronista, aguantarán hasta reventar. Es que el desconcierto de Susana le lleva a querer seguir resolviendo problemas políticos complejos con emociones compartidas y le da lo mismo su dimensión regional, nacional o europea; algo tan llamativo como inútil. Pero es lo suyo y además sabiendo - como sabía Napoleón- que un hombre de Estado no tiene derecho a ser sentimental. Pero alguna vuelta le falta para llegar a ese nivel y mientras, no calla; como si expresarse claramente no fuese tan importante como tener algo que decir.

       Pero quizá debo continuar en esta mirada desde La Azotea opinando sin que nadie me pregunte y con esta van cuatrocientas, si el revisionismo también se da más allá de nuestras fronteras, ahora que las tenemos claras. Miren, para un viejo liberal como el que esto escribe con más entusiasmo que acierto, debo reiterar aquello de Lord Acton: siempre fue reducido el número de los auténticos amantes de la libertad. Sí, por supuesto de la igualdad en la libertad, de la igualdad en condiciones para iniciar la vida en sociedad ya que, junto a la teoría de la representación, es base teórica de la democracia. Pero aquí, como en Europa, los gansos del totalitarismo están revisando hasta el papel del Estado al que quieren revestir de emisor de una moral naturalmente artificial que nos quieren imponer; ahí tienen al pobre Sancheiglesias y su nueva joya intelectual proclamando su apoyo al Estado pero no al Gobierno. Como si el Estado no fuera una ficción jurídica, centro de imputación internacional; como si la política del Estado no la dirigiera el Gobierno; como si la política misma – dentro o fuera del Estado- no formara parte de la ética y no existiese más que una moral natural de carácter universal. Que no me lo revisen ahora los cuentacuentos fascicomunistas: la política es actividad de hombres libres y su última ratio es la opción a favor de quienes quieren la libertad frente a quienes prefieren la servidumbre. Pero conocemos cómo los totalitarismos de izquierdas o de derechas, en la Europa del Norte o del Sur, dibujándose demasiado activos, tienen como rasgo definitorio – sean fascistas o leninistas- negar el individuo en un rabioso antiindividualismo. Y en eso están nuevamente.

      Ya digo, ahora en España como en el resto de Europa, empieza a carecer de sentido la distinción entre derecha e izquierda porque ambas han quedado como modalidades de la socialdemocracia. Ahí tienen la UE que contra el espíritu de los Padres fundadores está consiguiendo un espacio revisado, pacifista, indefenso, desmoralizado cuando no moral y económicamente decadente y  políticamente ineficaz. Un super Estado sin nación. Cuando termine de ser abandonada por GB y USA penderá de un hilo que le llevará a manos de Rusia, tan dislocada como Europa desde la pérdida de Kiev. En Europa, como en España, la democracia la está sustituyendo la demagogia que utiliza como fórmula de seducción el populismo, lo que traerá más corrupción en la política y en la sociedad, más burocracia intervencionista generadora a su vez de más putrefacción burocratizada y la reducción hasta su mínima expresión de la clase media en la imprescindible estabilidad social, única garantía de progreso. Esa Europa soñada ha tenido un responso revisionista en el funeral del gran Khol, sabiendo que su estúpida y estéril tolerancia ha logrado formar dentro de las fronteras una Nación – será cultural?- de cincuenta millones de musulmanes que no más allá de treinta años exigirán una sociedad adaptada a su cultura medieval de intolerancia. Es la implantación de la gran dictadura. Es la muerte de Europa y el arrasamiento de la depravada dictadura LGTB o la insufrible de género. De un modelo de sociedad venido a mucho menos.

      Y en España sufrimos con intensidad el desmoronamiento del régimen de 1978 y el triunfo del comunismo, por ahora pacífico pero intolerante, de Iglesias. Es el paso previo. Ahí tienen el acto presuntamente conmemorativo del 40 Aniversario de la CE, como inicio de un nuevo ciclo hacia la instauración de la III República. Y claro, en concesión tan gratuita como innecesaria el propio Jefe del Estado, en ceremonia repugnante de cobardía inaudita, revisa la Transición definiendo el franquismo como dictadura y lógicamente excluyendo al gran Juan Carlos I del acto, al ser autor del juramento a sus principios. De manera que Iglesias lo tiene tan claro como Trotski: los soviets tienen la fuerza, pero no el poder; la burguesía tiene el poder, pero no la fuerza. Y como la verdad del comunismo es la mentira, como decía Orwell, cuando se llegue a identificar fuerza y poder, se obtendrá el gobierno y después el Estado, ese que apoya Sancheiglesias. Y Rajoy? Pues con Cataluña y la unidad nacional o la hegemonía aplastante de la izquierda, le ha ocurrido lo que ya dijo Maquiavelo, que vale más hacer y arrepentirse que no hacer y arrepentirse.

      Miren, no le den más vueltas. A Europa incluida España, le espera el gran debate entre la historia de sangre y fuego del comunismo y el fascinazismo – que solo cuenta con cien años de horror el uno y unos decenios asesinos los otros- y el mayor retroceso de la humanidad hacia la oscuridad del medievo, con el Islán que lleva mil cuatrocientos años de yihad criminal y laminadora de los derechos, libertades y dignidad de los seres humanos allí donde logra implantarse. Parece que esta ola criminal goza de mayor experiencia histórica, y empuje. Pues eso. 

               

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