Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 13 de julio de 2017

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado por el Diario “Ultima Hora” de Mallorca

LA VELEIDAD DE  SÁNCHEZ
Julián Delgado. Escritor

      El apoyo del PSOE al Gobierno frente al golpe de Estado anunciado por las fuerzas del procés, golpe que pretende cambiar las fronteras del Estado y destruir el orden constitucional, está tan condicionado, es tan ambiguo y endeble, pone tan en evidencia las discrepancias con el Gobierno, está tan envenenado, que puede acabar convirtiéndose en el peor enemigo de Rajoy en este trance.

     Sánchez, para marcar su absoluta discrepancia en la estrategia política, le exige dialogar con Puigdemont para encauzar la crisis territorial, como si los sentimientos y las pasiones admitieran un diálogo basado en la razón. Ante ellos solo cabe la adhesión o el rechazo.

      En estas condiciones, cuando los sediciosos se niegan a cualquier diálogo que no pase por aceptar previamente sus condiciones, no parece razonable exigirlo ni marcar las discordancias. Lo que procede hoy es abortar el objetivo separatista, que no es otro que impactar contra el muro del Estado para  destruirlo o producirle el mayor quebranto posible. Esbozar ahora propuestas para el 2-O es darles ventajas. 

      Además, Sánchez ha tomado iniciativas para ofrecer una respuesta política y negociar con la Generalitat. Improvisa un  paquete de  nuevas competencias, inversiones y dinero que, además de romper con la igualdad de todos los españoles, harían el país ingobernable. Propone realizar una reforma constitucional hacia el federalismo, nada más antagónico a los anhelos nacionalistas, pero les concede el derecho a convocar referéndums vinculantes, que es lo mismo que conceder el derecho a la secesión. Es aceptar que los separatistas tienen razón por el maltrato recibido por el Estado. 

      También es insensata la limitación que impone Sánchez al oponerse a la aplicación del artículo 155 de la CE, pues su necesidad dependerá de cómo transcurran los acontecimientos, algo que no puede prever nadie. Pero esa  negativa previa proporciona ínfulas a los insurrectos y debilita la acción del Gobierno. Agitando estas propuestas inviables o inútiles, Sánchez quiere aparentar que, de gobernar él, hubiera resuelto este asunto, y carga a Rajoy con toda la responsabilidad de lo que pueda pasar.

      Taimado y desleal, se convierte en un grave problema para España. 


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