Este artículo será publicado
por el Diario “Última Hora” de Mallorca el próximo día 17 de Junio
LLEGÓ EL MOMENTO DE
LA ACCIÓN
Julián Delgado. Escritor
Los españoles, incluyendo los catalanes que no comulgan con los que
cabalgan sobre el dogma identitario dominados por la pasión, llevamos cinco
años soportando estoicamente toda clase de improperios, escarnios, insultos,
humillaciones, agravios, menosprecios, insidias, mentiras, calumnias, amenazas
y toda clase de insolencias. También, aunque de forma aislada, se han producido
acciones violentas contra personas y partidos.
La Nación española ha sufrido la erosión que significa que una parte de
los dirigentes políticos catalanes se haya dedicado a verter y airear a los
cuatro vientos infamias sobre el resto del país. Sus símbolos y sus más altas
instituciones han sido ultrajados, ninguneados o negados de forma pública y
sistemática por las autoridades autonómicas catalanas.
La respuesta del gobierno español ha sido el apaciguamiento; la sociedad civil
no ha pasado de mostrar tímidamente su disgusto en las redes sociales. Y a
pesar de todo esto hemos tenido que soportar que el apóstol Guardiola equipare
a España con una dictadura bananera. En el mismo acto, el referente intelectual
de Els Comuns, el urbanista Jordi
Borja, declaró con lenguaje prebélico: por
nuestros derechos nos confrontaremos con valor y con decisión contra un Estado que se dice de
derecho y que es un estado perverso y pervertido.
Quienes hoy amenazan los derechos de todos los españoles son quienes
defienden que hay un poder, el suyo, por encima de las leyes; los que quieren
liquidar la soberanía nacional de un viejo país cargado de historia; soberanía
que fue revalidada por todos en la Constitución de 1978, los que quieren
quebrar nuestros principios democráticos.
Ha llegado la
hora de parar los pies a estos insensatos que han fracturado la sociedad
catalana desafiando la legalidad democrática, y van a crear en Cataluña una
crisis y una frustración colectiva que serán difíciles de gestionar.
Los
problemas de convivencia no siempre tienen una solución fácil y definitiva.
Conformémonos con la opinión de Cambó:
Los grandes problemas no se resuelven nunca…
a lo más que podemos aspirar los hombres es a encauzarlos.
Y mientras
tanto, podemos parafrasear a Cicerón:
¿Hasta cuándo, Puigdemont, abusarás de nuestra paciencia?
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