Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 17 de noviembre de 2016

la Opinión de Julián Delgado

Este artículo del escritor Julián Delgado, se publicará el próximo sábado día 19 en el Diario "Última Hora" de Mallorca
LA BANALIZACIÓN DE LA VERDAD
Julián Delgado. Escritor
    A raíz de las mentiras de Trump durante su campaña, hemos podido confirmar que vivimos en la que se ha venido en llamar Era de la Post verdad, caracterizada por la falta de certeza sobre lo que es verdad o mentira. La verdad ha sufrido una grave erosión y el debate democrático ha sido una de sus primeras víctimas.
   La revista The Economist describe como la era de la Post verdad es, en términos políticos, un nuevo populismo que, favorecido por la globalización del embuste, ha sumado a sus tradicionales herramientas (caudillismo, odio,  enemigo a batir, etc) las posibilidades que ofrecen las redes sociales. Es cierto que los políticos mentían con frecuencia, pero ahora lo hacen por sistema, con descaro y cuando la sociedad está más indefensa. Es un nuevo estilo de debate elaborado sin preocuparse por la veracidad de lo que se afirma, que niega la evidencia sin sonrojarse, sin recato, con el mayor de los cinismos, que trata de impactar en los que escuchan reforzando sus prejuicios. Apelar a la verdad resulta hoy una ingenuidad política. ¿Qué vale la verdad, fría y desnuda, frente al atractivo resplandor de la mentira? Se preguntaba A. France. Lo peor es que no sufren castigo por ello; los ciudadanos no se preocupan de analizar los datos y sacar conclusiones, sino que leen, escuchan y aceptan acríticamente las afirmaciones que mejor coinciden con sus posturas tribales. 

   España ha sido una adelantada de la Post verdad. En el debate Pizarro-Solbes, éste negó la crisis que aquel afirmaba; en el de Cañete-Valenciano, aquél apeló a la veracidad de unos datos mientras ésta los negaba. Hoy no nos sorprende que perdieran el debate quienes decían la verdad. Pero la madre de todas las mentiras, la mentira a escala industrial, se ha establecido en Cataluña. Tanto por ocultación de la verdad en cuanto a las privaciones que significaría su independencia, como cuando hablan en nombre del pueblo catalán, falsifican la historia, convierten leyendas en hechos reales, dicen que Madrid les roba o enseñan a los niños a odiar a España. Mienten hasta el hastío sus terminales mediáticas, hasta el punto que podrían afirmar cínicamente con J. Dryden: Nunca he visto que de decir la verdad se siguiera bien alguno.

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