Tribuna abierta de opinión

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jueves, 12 de julio de 2018

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO


Artículo que serà publicado el próximo sábado día 14 de julio, en el Diario “Ultima Hora de Baleares

OPERACIÓN RATAFÍA
Julián Delgado. Escritor
           

Sánchez está dispuesto a mantenerse en el poder a toda costa y ni el conflicto catalán ni ninguna otra cosa se lo va a impedir. Así hay que entender que, de esta y de las sucesivas reuniones, lo importante no es lo que nos cuentan sino lo que no nos dicen.

Lo más relevante de la reunión del lunes es la foto, las sonrisas que se dispensaron ambos y que contienen un claro mensaje: con los socialistas comienza otro tiempo, un tiempo de soluciones políticas a un problema político. Nos viene a decir que lo que la derecha no hizo porque le faltó visión histórica, y arrastró al rey a equivocarse, lo haremos nosotros. 

La Operación Ratafia empieza con las reuniones de las comisiones bilaterales dirigidas por Batet-Artadi. En ellas se va a seguir la línea Iceta (vuelta al Estatut de ZP, Justicia propia, generosas inversiones, armas de guerra a los mozos, nuevas competencias, etc.) que pulveriza aspectos fundamentales de la Constitución.

Pero Sánchez sabe que estos privilegios sólo amansan a la fiera de momento, hasta las próximas elecciones; y ahí estará él, si le siguen apoyando, para jugar el papel histórico de reinventar España. Ofrecerá el hilo del que tirar al que se refirió Torra: la modificación de la Ley orgánica 2/1980 de Referéndum, para lo que el frente Frankenstein dispone de votos suficientes, con el fin de que Cataluña pueda llevar a cabo su anhelada consulta pactada.

De ahí al objetivo confederal, que es lo que oculta la propuesta federalista del PSOE, sería coser y cantar.

Las facturas que empieza a pagar el presidente da la razón, fuerza y legitiman a los secesionistas, mientras que los catalanes que se sienten españoles quedan burlados y son dejados a su suerte por el Gobierno.

Es grande el desamparo de tanta gente que sufre el supremacismo y la exclusión, sobre todo en pueblos donde el independentismo es hegemónico y el Estado no existe. Se les pintarrajea su casa de amarillo, señalándoles como apestados, se les acosa en el trabajo, les pinchan las ruedas del coche, les insultan... Viven aislados, angustiados, en una perpetua pesadilla, encerrados en una cárcel de lazos dorados y esteladas. Abandonados por el Gobierno, su única salida será hacer la maleta o claudicar. 

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